La cuarentena y el impacto de ésta en el mundo laboral ha causado en muchos un momento de reflexión en lo que respecta al trabajo. Con esto en mente, Jack Smart y Patricio A. Lanusse conversaron acerca de todo lo que confluye en la elección de nuestras profesiones y nuestros modos de vida, y cómo el counselling puede ayudarnos a conciliarlos.
“Es importante hablar de nuestros títulos y éxitos, pero aún más importante es hablar de nuestros fracasos”. Así comienza Jack Smart su introducción. Y continúa presentándose tanto como el director de Eolic People y counsellor en desarrollo personal y profesional, como aquel joven que cambió de carrera 2 veces antes de sus 20 años. Lo acompaña en la charla Patricio Andrés Lanusse, director de Relaciones Institucionales de Eidico, quien fue coacheado por Jack y conoce su historia. Ambos son apasionados del crecimiento profesional. Y en el marco del ciclo de vivos en el Instagram de Eidico, compartieron reflexiones sobre los éxitos y fracasos que enfrentaron en sus caminos.
“Hasta los 30 me negaba a trabajar en relación de dependencia”, continúa Jack. Cuenta que en su búsqueda por libertad y autonomía, pasó por múltiples emprendimientos y “changas”, hasta que aceptó ingresar a Unilever, recordando que para el momento de su ingreso a la multinacional ya se sentía viejo. Mientras que muchos podrían ver una década de indecisión y cambios laborales como tiempo perdido, Jack usa el ejemplo de su vida para enfatizar que “todo camino está bien mientras que sea el propio”. Él fue quien eligió esa autonomía. .Y por lo tanto no la considera un desvío de su camino, sino un momento de aprendizaje integral para poder continuarlo.
El rol del counsellor
Jack explica que el counselling profesional se está buscando cada vez más porque la gente empieza a comprender el rol fundamental que el trabajo cumple en nuestra vida, no sólo como fuente de ingresos, sino como modo de identificación, herramienta de satisfacción personal y como una de las principales formas en las que nos sentimos reconocidos. “Si una persona no está contenta con su trabajo, es muy difícil que lo esté con el resto de sus facetas”, agrega.
Patricio, entonces, pregunta, partiendo del trabajo que Eidico como empresa realizó para identificar su misión y su visión, cómo un counsellor puede ayudarnos a encontrar nuestra misión y visión profesional. Para Jack, todo empieza en lo superficial. Es decir, la persona llega a la sesión quejándose por una mala relación con sus compañeros de trabajo, o un disgusto con su jefe, problemas puntuales de la semana.
A partir de la atenta escucha y las preguntas del counsellor, la persona empieza a desentrañar las raíces que estas quejas esconden: descontentos con su momento de vida actual, miedo a cambiar el rumbo, preocupación por el costo de sus elecciones laborales. En este proceso es fundamental la capacidad de un counsellor, no para impartir conocimiento y hacerse escuchar, sino para lograr que la persona escuche en sus propias palabras lo que lo aqueja profesionalmente, y así poder reflexionar sobre lo que él o ella puede hacer para mejorar su situación.
Una problemática común que Jack encuentra entre sus clientes es la que él llama la “jaula de oro”, expresada muchas veces como “yo cambiaría, pero no cambio porque estoy cómodo”. Jack considera que los cambios profesionales y personales siempre hay que abordarlos integralmente. Es decir, tener en cuenta cómo un nuevo trabajo puede cambiar todos los aspectos de nuestra vida y no solamente el profesional. Para esto, pone como ejemplo su experiencia en la que, en un momento muy exitoso de su vida en la que trabajó con horarios extendidos y muchos viajes, comenzó a sentir que estaba descuidando sus relaciones familiares. “Yo no estoy dispuesto a tener estos logros en la carrera si éste es el costo” concluye. Para todo cambio hay que hacer un balance de aquello que nos da bienestar y aquello que incomoda, y así evaluar que es prioritario para nuestro propósito.
Pero, ¿cómo conocemos nuestro propósito?
Jack usa un simple esquema de 4 aspectos que hacen a nuestro propósito.
- Primero está la misión, que es aquello que el mundo necesita de nosotros.
- En segundo lugar se encuentra la pasión, o lo que amamos.
- Después está la profesión, para lo que nos pagan o de lo que vivimos.
- Por último, la vocación, lo que sabemos hacer o para lo que tenemos facilidad.
La búsqueda constante en la que nos encontramos es la de lograr conciliar estos 4 aspectos en nuestra actividad, y así llegar a lo que podemos llamar “paz” o “felicidad”.
Sin embargo, Jack remarca que la meta de esta “paz” no es algo que se obtiene definitivamente, o en un momento determinado. Es algo que llega a cuentagotas y jamás llega del todo, ni de una. Además, si bien estos estándares para buscar nuestro propósito nos ayudan a elegir nuestro camino profesional, siempre existirán aspectos de un trabajo que nos disgustan. Por eso, es importante que de estas experiencias negativas creemos oportunidades de aprendizaje. “El esfuerzo, la disciplina y la adaptación nunca pasan de moda. Los trabajos más lindos y los más feos los van a requerir”, comenta Jack, relatando como en su paso por Unilever aprendió a manejar la frustración y a focalizarse en sus fortalezas.
Para cerrar, Jack comparte con Patricio una reflexión que escuchó por primera vez de Miguel Espeche, acerca de la búsqueda por el camino correcto hacia el propósito de vida.
“Quien busca las formas, encuentra la muerte. Quien busca la vida, encuentra la forma”.
Para él, si buscamos vivir la vida, las formas para hacerlo se nos irán presentando. Por otro lado, si nos centramos inflexiblemente en buscar dichas formas, es probable que encontremos menos vida y por tanto, más muerte. Cualquier nuevo aprendizaje que busquemos, son formas de vida.
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