Es posible generar espacios en casa que influyan de manera positiva en la calidad de vida. Se logra cuando el diseño y la arquitectura tienen en cuenta cuáles son los efectos sobre el cerebro y las emociones. Te compartimos algunos consejos prácticos.
Texto: Constanza Agri
Según investigaciones de la Universidad George Washington -Washington D.C, EE.UU.-, el cerebro humano tiene la capacidad de ser moldeado por el ambiente que lo rodea. “El humano es muy sensible a las influencias externas”, afirma la Dra. Aida Gómez Robles, científica y autora de la investigación. Y agrega que “esto permite que el ambiente, la experiencia, y las interacciones sociales jueguen un rol más dramático en organizar la corteza cerebral”. El ser humano responde y adapta sus conductas según el entorno que lo rodea.
La neuroarquitectura es la combinación entre la neurociencia y la arquitectura que estudia el efecto que tienen las distintas variables del diseño en el cerebro y en las emociones, y que tiene como función principal crear espacios para la felicidad y el confort.
La iluminación, las zonas verdes, los colores y las formas son algunos de los elementos que influyen de manera positiva en nuestro bienestar y calidad de vida. Consultamos a dos especialistas en el tema, que traen trucos sencillos para poner en práctica.
A tener en cuenta
Hay una serie de herramientas claves a la hora de generar espacios placenteros. Vanina Salinas, arquitecta y miembro de ANFA (Academia de Neurociencia para la Arquitectura en San Diego, EEUU), cuenta los imprescindibles a tener en cuenta para crear este tipo de ambientes.
En primer lugar, “una temperatura bien equilibrada es importante para crear ambientes confortables”, asegura Salinas. Y explica que nuestro cerebro es muy sensible a cambios repentinos de temperatura, que impacta en nuestro desempeño cognitivo y nuestro nivel emocional. Estudios indican que la temperatura entre 22 y 25 grados favorece la concentración y el aprendizaje.
La iluminación es otro elemento importante de la neuroarquitectura. “La luz blanca intensa activa nuestros cerebros, mientras que la iluminación cálida reduce el estrés”, explica la arquitecta.
Por otro lado, Salinas destaca que “el sentido del olfato es a menudo olvidado en la arquitectura, pero el perfume adecuado puede mejorar un espacio”. Los aromas se procesan muy rápidamente por el cuerpo humano y son muy eficaces, especialmente en tratamientos para ansiedad e insomnio.
El color también influye y condiciona al cerebro, y es de las acciones más económicas y fáciles de llevar a la práctica. “Los colores cálidos mejoran la productividad y la concentración, haciéndolos ideales para entornos de trabajo”, resalta Vanina Salinas. Y agrega que el rosa calma nuestros nervios y reduce la ira.
Verde en el interior
Incluir vegetación en el espacio ayuda a mantener la mente en calma y aumenta la concentración y reduce el estrés. “No solo con la incorporación de plantas, sino que tiene que ver mucho más que eso”, comenta la neuroarquitecta. Una forma de incorporar naturaleza a nuestros hogares puede ser a través de cuadros, imágenes, texturas y colores que asemejan.
Otros trucos sencillos
“Nuestra casa siempre va a ser el espacio a donde queremos llegar. Es por esto que tiene que estar preparada para generar confort, bienestar y felicidad”, explica Candelaria Halabi, arquitecta del estudio Neuroarquitectura CH.
Halabi suma más trucos sencillos para generar bienestar emocional.
- Limpiar y ordenar los espacios. Dedicarle 10 minutos de renovación cada día es clave para controlar los estados emocionales.
- Aprovechar las ventanas para ampliar visualmente el ambiente. Estar en espacios pequeños aumenta el nivel de estrés. Además, la luz solar mejora el estado de ánimo.
- Las texturas generan distintas sensaciones. Es recomendable usar texturas suaves en espacios que promuevan el silencio y la relajación, mientras que las texturas duras se recomiendan para áreas de actividad.
- Optar por formas curvas en el interior del hogar. Dan sensación de seguridad, privacidad y comodidad.
- Es fundamental tener en cuenta la altura de los techos. Los techos altos (3 mts de altura) favorecen el pensamiento creativo, mientras que los techos bajos (2,40 mts de altura) dan sensación de contención y favorecen trabajos de carácter rutinario.
- Donde se trabaja no se descansa. Asignar un espacio exclusivo para el trabajo, que sea cómodo y esté lejos de distracciones. Trabajar en cualquier lugar de la casa trae desgaste mental.
En definitiva, generar un espacio basado en la neuroarquitectura no es más caro, sino que se trata de tomar las decisiones acertadas. Con estos trucos de especialistas lograrlo será más sencillo.
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