En 2006 un grupo de empleados de Eidico creó la Fundación Oficios. Desde ese momento ambas instituciones se han aliado para enseñar oficios a gente en situaciones vulnerables. Patricio Lanusse, socio fundador de Eidico, y el director de la fundación, Sergio Moreno, compartieron una charla en el ciclo Eidico Live para relatar la historia de la organización, sus logros y el rol que tomó ante la crisis del COVID-19 .

En sus casi 15 años de historia, por la Fundación Oficios han pasado más de 6.000 egresados, que obtuvieron diplomas en oficios como plomería, costura, soldadura y más. Y si bien Sergio Moreno, su director, no imaginó estos monumentales logros cuando la Fundación estaba en sus inicios, conociendo su experiencia a través de su charla con Patricio Lanusse, es fácil entender cómo logró superar toda  expectativa.

Hace unos días, ambos conversaron durante una hora en un nuevo episodio de Eidico Live, en la cuenta de Instagram de Eidico. Y recordaron aquellos años pasados en los que Patricio, socio fundador de Eidico, dio inicio a la Fundación Oficios junto a otros empleados más. Hoy, la Fundación cuenta con el apoyo de otras empresas, y el recorrido es inmenso.

Orígenes y artífices

Sergio comienza su presentación en el vivo de Instagram mencionando su título de contador por la UBA, pero recalcando que su vocación siempre fue ayudar a aquellos que se encuentran más necesitados. Esto lo impulsó desde joven a colaborar en una escuelita de futbol en San Miguel, a trabajar con gente en situación de calle, e incluso a acompañar a su prima, que era monja, en una capacitación de trabajadores rurales en Río Negro. A partir de estas experiencias decidió hacer una Maestría de Diseño de Programas Sociales. En esa formación encontró la guía que determinaría el impacto que la Fundación Oficios ha tenido a lo largo de los años: contar con el mismo grado de profesionalismo que una gran empresa, pero a su vez, con una conciencia social que le permitiera generar confianza en las personas. “Trabajamos con la confianza de la gente, en un ambiente donde muchas veces la confianza no brota, y pueden entrometerse la distancia y los prejuicios”,  le explica Sergio a Patricio al comenzar el encuentro online. 

El otro eje fundamental para el éxito de la Fundación fue el humano. Al mencionar su rol en la historia de Fundación Oficios, Patricio aclara: “Si bien estuvimos en la creación, los verdaderos artífices son los docentes y la gente que trabaja allí”. El profesionalismo que destacaba Sergio solamente es posible gracias al trabajo full-time de los profesores y a la ayuda de los voluntarios. Este capital humano es el que impulsa a la Fundación Oficios a seguir trabajando con la misma pasión y compromiso después de 13 años, y lo que los lleva a salir a la calle a dar una ayuda fundamental en este contexto de crisis.

El vínculo empresarial

Por otro lado, se suma la relación con las empresas, vínculo que, como Sergio recuerda, no fue siempre tan sencillo. “Al principio nos sentábamos en una mesa con empresarios para empezar un proyecto y parecía que hablábamos idiomas diferentes. Hoy, con toda la experiencia de los años, tenemos un entendimiento y un compromiso de parte de empresas aliadas para todo lo que nos propongamos”. Eidico, con varias otras empresas, cumplió un rol fundamental en la puesta en marcha y en el impulso constante de aportar recursos para que este tipo de educación pudiera sostenerse.

Alumnos y egresados, el valor del título

El foco de la Fundación siempre han sido sus alumnos. Patricio le recuerda a Sergio las primeras convocatorias, cuando él y los empleados de la Fundación recorrían muchos barrios de Tigre a pie. “Para trabajar en un barrio, primero hay que caminarlo”, explica Sergio. Amplía fundamentando que el conocimiento de un lugar y de su gente es fundamental para diagnosticar realmente las necesidades de la comunidad y lo que la Fundación le puede brindar. Y con el pasar del tiempo y el reconocimiento en estos barrios, las convocatorias de alumnos se tornaron cada vez más masivas

Las convocatorias multitudinarias son un reflejo del valor agregado que la Fundación le brinda a los alumnos. No se trata simplemente de enseñarles a soldar o a coser, sino de contemplar cómo se transforma la vida de una persona a partir de la educación. Abarcar temas como su relación con sus futuros clientes, cuestiones contables, armado de presupuestos, cómo presentar su trabajo y cómo expresarse, son algunos de los ítems que se enseñan también en la Fundación. Esto, explica Sergio, es el llamado “currículum oculto” y lo que le permite a los egresados insertarse plenamente en el mercado laboral

A lo largo del encuentro online, tanto Sergio como Patricio recalcan el valor que el título tiene para los egresados de la Fundación Oficios. No se trata solamente de un certificado, sino que es fuente de identidad y reconocimiento para personas que antes de entrar en la Fundación suelen decir “yo no soy nada”. Tras su paso por la institución, la misma persona pasa a decir “soy plomero” o “soy costurera”, y es sobre esa base que puede defender lo que es, lo que hace y de lo que trabaja. Patricio recuerda varios momentos emotivos donde a los egresados les da el título un familiar y rompen en llanto, demostrando el significado que tiene para ellos la oportunidad que la Fundación les posibilita.

El rol de la Fundación en la pandemia

Con la crisis del Coronavirus y el aislamiento obligatorio, la Fundación Oficios no se podía quedar de brazos cruzados. Sergio cuenta que él y su equipo rápidamente elaboraron un plan de acción para ir a las casas de sus alumnos a brindarles las herramientas que necesitaran para continuar la cursada en modalidad online. En un momento de recesión económica y aumento del desempleo, esta formación cumple un papel fundamental para el sustento de muchas familias

Sergio relata su experiencia con una egresada que había perdido su trabajo de peluquera por la cuarentena y gracias a su título de costurera, ya se había volcado a la confección y venta de ropa para mantener a su familia. Éste es el espíritu de la Fundación, que se fortalece en los momentos adversos: “No hay nada más contundente que ayudar a la gente a reconstruirse en los momentos en los que piensan que perdieron todo”.

A su vez, los alumnos hacen de este espíritu una vocación propia. Y es así cómo se gestó la iniciativa en la que egresados convocados por la Fundación construyeron más de 200 camas que se donaron al municipio de Tigre para enfrentar la crisis de ocupación sanitaria por la pandemia. En definitiva, para Sergio y para Patricio, la vocación por ayudar al otro siempre es contagiosa para aquellos que pasen por la Fundación.

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