Por Mónica Fernández

El calendario está a punto de mostrarnos su última página y cuando nos queramos acordar, el 2016 ya habrá pasado a la historia. Fue un año complejo, un año de transición, un año en el que los bolsillos sufrieron y hubo que remar el doble. Pero fue también el año en que, a los ojos de muchos, la expectativa de cambio a nivel país empezó a gestarse.

Con esa mirada, pongamos foco en lo que está por venir. Desde el plano económico, el que nos ocupa en esta columna, el 2017 promete ser un poco mejor. La inflación, ese devenir de los precios que nos preocupa día a día, empezaría a bajar: según los cálculos del gobierno rondaría el 17% y las estimaciones privadas la ubican un poco más arriba, entre 20% y 25%. Muy lejos del 40% (o incluso un poco más) con el que va a cerrar el 2016, que incorporó en los precios la devaluación de enero y el ajuste de tarifas. De todos modos, la Argentina seguirá con la inflación más alta de la región, más de 4 veces superior a la de países como Perú, Chile o México donde la tasa no va del 3% al 4,5% anual.

Otro dato significativo: la economía argentina volvería a crecer en 2017 y cerraría el ciclo de estancamiento y posterior caída que se inició en 2014 y se profundizó en los últimos dos años. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima un crecimiento del 3% para el próximo año y algunos consultores hablan de hasta un 4%. Eso significa que se empezarían a dar las condiciones para una recuperación en el mercado laboral que este año que termina estuvo muy resentido y con pérdida de puestos de trabajo.

Desde el punto de vista impositivo, la discusión por el cambio en el Impuesto a las Ganancias que empezó a darse en el Congreso será un punto clave. Menos presión impositiva sobre el salario, significa más dinero que se vuelca al consumo y ayuda a poner a girar la rueda de la producción. El tema aún está en debate con un proyecto oficial y otro del Frente Renovador de Sergio Massa.

Así planteado, con las principales variables económicas más estables, es posible volver a hacer planes. Vale tanto para las empresas como para cada individuo. Sabiendo que la inflación no va a desbordarse y dejar al salario en desventaja, se puede pensar en tomar crédito o comprometerse al pago de una cuota mensual, tanto en el sector inmobiliario, para cambiar o acceder a la primera vivienda, como en el automotor o incluso para adquirir bienes o servicios que van más allá de un electrodomésticos que compramos con el Ahora 12 o el nuevo Ahora18.

En 2017, todavía estaremos lejos de una economía cien por ciento recuperada, pero estaremos viendo seguramente, los primeros brotes verdes.