La planificación financiera es la herramienta que nos permite acercarnos a los objetivos económicos. Desde cambiar el auto, hasta construir nuestra propia casa o hacer un viaje familiar.
Texto: Mónica Fernández – IG: @tudineroxl
Nos pasa seguido que sabemos qué queremos, hacia dónde queremos ir, pero nos trabamos a la hora de ejecutar un plan que nos nos acerque a ese lugar.
Pasa con los proyectos laborales. Pasa con ideas o emprendimientos que queremos desarrollar. Y pasa muy seguido con nuestros objetivos económicos: desde comprar un terreno, remodelar la casa, o hacer un viaje. Sin embargo, a veces parece imposible acercarse a esos objetivos.
La herramienta más poderosa es la planificación financiera. Requiere de constancia, esfuerzo y ganas. Pero es el GPS que nos va a mantener en la ruta.
Qué es la educación financiera
El paso anterior a planificar es entender de qué se trata, cuáles son sus ventajas y, también, saber qué vamos a tener que resignar en el camino, reacomodar o cambiar para cumplir objetivos. En dos palabras: educación financiera.
“La educación financiera de una persona es, en general, la capacidad que ésta tiene para saber administrar mejor su dinero y comprender cuáles son las mejores opciones financieras en su día a día. Desde contratar un seguro, invertir, ahorrar, hasta sacar un crédito, entre otras”. Así lo define con claridad Xavier Puig, profesor de Economía y Empresa de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, en un artículo publicado por el diario El País.
“Manejar y aplicar esos conocimientos -dice Puig- será esencial para tomar decisiones correctas con una mayor confianza y seguridad. Éstas, en definitiva, repercutirán directamente en la calidad de vida: cómo organizar unas vacaciones, irse a estudiar al exterior o comprar una vivienda”.
La planificación
Para pasar del plano teórico al concreto, el primer paso es definir lo siguiente.
- ¿Cuál o cuáles son los objetivos por los que voy a trabajar?
- ¿Qué horizonte de tiempo tengo? Es decir, ¿en cuánto tiempo quiero alcanzar esa meta?
- Hacer un presupuesto lo más detallado posible. ¿Cuánto dinero voy a necesitar, con cuánto dinero cuento ahorrado y cuánto necesito aún conseguir?
- Revisar (o hacerlo de cero si aún no se tiene) el presupuesto mensual personal y/o familiar. ¿Cuánto ingresa, cuántos son los gastos y cuánto estamos ahorrando?
- ¿Podemos hacer un esfuerzo mayor para elevar el ahorro y así poder acercarnos a la meta? En este punto sí o sí habrá que aplicar tijeras y recortar gastos en pos de un objetivo mayor para el que no contamos con todo el capital, como pueden ser ampliar o reformar la casa, comprar un terreno en cuotas, pintar o hacer una pileta de natación.
- Es muy importante aprender que no hay ahorro pequeño cuando se trata de alcanzar un objetivo. Todo suma. Es muy difícil hacer un recorte grande de gastos. Pero revisando a conciencia el modo de vida seguro hay pequeños cambios que pueden implementarse.
Ahorrar e invertir
Tomarnos tiempos para nuestra educación financiera nos permitirá también invertir el capital ahorrado de la mejor manera posible para que no pierda valor y se incremente lentamente hasta llegar al momento de aplicarlo a nuestro objetivo.
Con educación financiera siempre podremos tomar mejores decisiones. El esfuerzo, obvio, es un condimento necesario para llegar al objetivo que deseamos.