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Admiro la manera en que los vecinos de los barrios Derqui, Zelaya y Villa Rosa, en el partido de Pilar (ubicados al lado de nuestros proyectos Santo Tomás, San Pablo, San Sebastián y Pilar de Este) se unieron para brindarles a los chicos un Día del Niño inolvidable. Miles son los chicos, de todas las edades, que están dando vueltas por las calles de esos barrios. Muchos de ellos quizás no están acostumbrados a recibir un regalo o un gesto de cariño ese día.
Pienso que algo está sucediendo en el interior de estos vecinos. Posiblemente estén viendo en cada uno de aquellos niños el rostro de las generaciones futuras. Generaciones que un día se convertirán en jóvenes y más tarde, en adultos, que vivirán allí y tendrán en sus manos la responsabilidad sobre su barrio. Estos vecinos desean contagiar a sus niños el amor por el lugar que los vio nacer y crecer, y querrán ayudarlos a convertirse en personas capaces de mantener su identidad como comunidad. Pero son conscientes de que aún les falta mucho para alcanzar un hábitat digno donde vivir. Es ése, el motor de tanto esfuerzo, de tanto trabajo en equipo, de momentos de reuniones y diálogo y, sobre todo, de la organización de un día inolvidable para sus niños.
Son muchos los actores involucrados: mesas de desarrollo barrial, instituciones sociales, autoridades del municipio, vecinos de proyectos de Eidico y Eidico, como un eslabón más de una cadena que día a día se fortalece y que ya empieza a vislumbrar el fruto del esfuerzo y del trabajo común. Y el festejo del Día del Niño es una muestra más de que el camino correcto es el trabajo en conjunto, la suma de voluntades, de talentos, de habilidades y de dones puestos al servicio de los demás, en pos de un objetivo compartido.
Este festejo se pudo lograr, no sólo con el aporte de los que conforman esta cadena, sino también gracias a cientos de personas que, a cambio de la sonrisa de un niño, se acercaron con donaciones de juguetes, alimentos y golosinas. Sin dudas, la ayuda de cada uno de ellos fue fundamental.
El domingo 14 fue el primer festejo, que tuvo lugar en la Plaza Don Bosco (Derqui). Asistieron quinientas personas, entre adultos y niños. Mario, Miguel, César y Hugo son los vecinos que participan en la mesa de trabajo barrial mes a mes y fueron los protagonistas principales de este lindo evento (después de los niños). Además, se hizo presente la Pantera Rosa, quien recibió algunos empujones por parte de los chicos mientras intentaba repartir caramelos.
El segundo festejo fue el domingo siguiente en el Polideportivo Monterrey (ubicado al lado de los proyectos Santo Tomás y San Pablo), al que concurrieron trescientos niños y la Pantera Rosa, quien se animó a volver a pesar de la golpiza recibida en el festejo anterior.
Luego siguieron los festejos en el Jardín 906 Celia Bernal, en Zelaya (ubicado al lado de San Sebastián), al que además de la Pantera Rosa, asistió su amiga, la “Sapa” Pepa.
El último festejo será el domingo 4 de septiembre en el Club Juventud Unido de Villa Rosa (próximo a Pilar del Este), al que esperamos, vengan muchísimos chicos.
Me siento feliz porque el disfraz de la Pantera Rosa me regala el abrazo de cientos de chicos. Ver sus miles de sonrisas y la alegría en la cara de sus padres, me llena el corazón, como también, saber que este festejo es el fruto de un equipo que, integrando y articulando voluntades y habilidades, está logrando transformar la realidad de muchas personas, de muchas familias, y barrios que hoy ya se sienten comunidad.
Diego Lanusse
Director Asociado de Eidico
