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Diego Lanusse es Director Asociado de Eidico y trabaja en la empresa desde hace 14 años. Tiene a cargo los sectores de RRHH, llamado DHIE (Desarrollo Humano e Integración Empresaria), de Responsabilidad Social Empresaria y además lleva adelante el proyecto de Vivienda Social. En esta nota nos cuenta cómo fue su balance al cerrar el año y nos habla de la importancia de lograr un sano equilibrio entre las diferentes dimensiones de nuestra vida. Acá, un repaso por su visión.
El calendario de principio de año ya tiene algunos días tachados, y en mi caso, esos días fueron ocasión de descanso y reflexión acerca del año que se fue y del que está empezando. Aparecieron aquellas preguntas que suelen visitarnos en la transición entre un año y otro. “¿Cómo estoy?, ¿Cómo viví el año que pasó?, ¿Cumplí mis objetivos personales, laborales, familiares?, ¿Crecí como persona, esposo, padre, amigo, profesional?, ¿Cuidé mi cuerpo, mi mente y mi espíritu, dedicándole tiempo a aquellas cosas que me nutren interiormente?” Un sinfín de interrogantes se nos presentan. Y para el año que viene, “¿cuáles son mis proyectos y motivaciones?” Entonces, será trabajo de cada uno, tomarse un rato y poner tilde o cruz, y alegrarnos por aquello que alcanzamos, sin desanimarnos si algo no salió como lo planeamos, ya que otro año acaba de empezar y seguro nos regalará nuevos desafíos y oportunidades.
Me gustaría hacer un resumen de mi balance en estos aspectos: personal, familiar, laboral y social, aunque es difícil hablar de cada uno por separado, ya que ninguno es independiente del otro. Estoy convencido de que la dimensión más importante del ser humano es la que se refiere a lo personal, y digo esto porque considero que si uno no está en armonía consigo mismo, difícilmente pueda estarlo en los demás aspectos. Cuidar nuestros vínculos, dedicándole tiempo a la familia y a los amigos, es tan importante como realizar actividad física y alimentarnos sanamente; y de igual manera lo es, ser consciente de mis emociones y de aquellas cosas que van ocupando lugar en mi mente, dándole a cada una la atención que merece. Y claro que el cómo estemos en lo personal, influye directamente en el aspecto laboral, y viceversa, ya que somos un “todo” indivisible.
En lo que respecta al aspecto familiar, creo que todo gira en torno a la comunicación, que es importante lograrla dentro del matrimonio y en el vínculo con los hijos. Personalmente, el 2016 fue un año en el que, tras haber asumido nuevos desafíos laborales, me tocó estar fuera de casa más tiempo del que hubiese elegido, por eso fue fundamental conversarlo con mi mujer y hacerles saber a mis hijas, que me gustaría pasar más tiempo con ellas, pero que el nuevo rol que asumí es importante y que me motiva como persona, más allá del trabajo en sí. Que esto tiene que ver con mi misión personal, con un cambio y una transformación interior.
Laboralmente, si bien fue un año difícil, en el que Eidico tuvo que sortear diferentes obstáculos y “reinventarse”, fue un año personalmente desafiante en torno al trabajo. Hace dos años que la empresa está en proceso de cambio. Nuestro fuerte siempre fueron los desarrollos inmobiliarios y hoy nos vemos impulsados a trabajar en un tipo de negocio más inclusivo, con un nuevo foco en lo social y en lo humano. El objetivo es ser protagonistas en el desarrollo de nuestra sociedad, sabiendo que tenemos que ser innovadores. Como empresarios, debemos pensar en la RSE, no como asistencialismo, sino en el marco de la sostenibilidad, generando negocios que incluyan a todos los habitantes de la Argentina, sin importar su nivel socioeconómico.
A fines de 2014, logramos que este anhelo se convirtiera en el nuevo propósito de Eidico como parte de nuestra visión empresarial, por lo que en estos años tuve como objetivo principal “activar este propósito”.
Otro aspecto que me parece importante es el social, que en mi caso, no es casual que atraviese los otros que ya mencioné. Está muy relacionado con mi misión personal y con una necesidad profunda de trascender como persona, de dejar una huella positiva en los demás, en todos los ámbitos de mi vida. De ahí nace este nuevo rol en Eidico que está avocado a lo social.
Además, desde hace dos años, formo parte de la Fundación Espartanos. Se trata de personas que a través de la práctica del rugby y la fe cristiana, acompañamos a presos en su transformación personal. Sin dudas, esto es algo que nutre mi espíritu, es un plus de energía que me permite, a través del deporte y del vínculo con estas personas, mantenerme sano física y espiritualmente.
Para ir concluyendo, creo que a nivel general, a pesar de que la situación del país es crítica y eso nos afecta a todos como sociedad -y nos influye en los diferentes aspectos de nuestra vida-, saber que hay muchas personas y empresas trabajando en comunión es un gran signo de esperanza. Y en lo que respecta a lo personal, mi fin de año me encontró con la certeza de haber logrado un sano equilibrio entre todas aquellas dimensiones mencionadas. Creo que esa es la buena noticia, más allá del saldo. Y no tengo dudas de que el éxito tiene que ver, en gran medida, con sentirnos a gusto con nosotros mismos, porque desde ahí nace la manera de vincularnos con todo lo demás.
Diego Lanusse