En Fundación Oficios no sólo dictamos cursos. También brindamos  formación integral a nuestros alumnos. Desarrollamos su “currículum oculto” para que accedan a una mejor calidad de vida.

Anteriormente mencionamos que sólo el 56% de la población argentina en edad de trabajar tiene estudios secundarios o superiores finalizados. La realidad es muy compleja para quienes no tienen estudios. Suelen acceder a trabajos de bajos ingresos y a poca información de opciones de formación. Un mejor futuro posiblemente requiera un cambio para obtener resultados distintos.

La educación debería ayudarnos a descubrir nuestro interior. A conocernos más y darnos herramientas para sacar a la superficie lo mejor de nosotros. A socializar, explotar nuestra creatividad y contar con habilidades para adaptarnos a las diferencias.

¿Cuantas horas tuvimos de clases si terminamos la secundaria? Más o menos 14.000, teniendo en cuenta preescolar, primaria y secundaria. Esas horas nos enseñaron lo siguiente.

  • La importancia del respeto a los horarios, a los hábitos y a las normas de convivencia.
  • Que hay tiempo para recreos, para el deporte, la historia, la matemática, la cultura, hacer compañeros y amigos.
  • A preguntar si no entendemos, pues ésa es la chispa de la inquietud y del descubrimiento.
  • Que nuestra opinión merece ser escuchada, como la de los demás.
  • Que hay distintas maneras de llegar a un resultado.

La importancia del currículum oculto

Éstas y otras tantas cosas nos enseñan, y no son parte de la clase. Estos puntos son conocidos como “currículum oculto”.

Si la moneda de nuestra vida hubiera caído del otro lado y, sin importar el motivo, padeciéramos el abandono escolar prematuro, tendríamos menos hábitos socialmente aceptados. Probablemente tendríamos miedo a preguntar porque “deberíamos saberlo”, o nos quedaríamos callados para que no nos tilden de “burros”. Sería altamente probable que tuviéramos un vocabulario escaso para expresarnos y menos hábitos vinculados a nuestra capacidad para proyectarnos, pensar críticamente en nuestro lugar y nuestras oportunidades para nuestro desarrollo.

También es probable que nuestro ánimo y nuestra autoestima no fueran óptimos. La pobreza material deshumaniza e invisibiliza. Quienes la padecen forman parte de un conjunto que el resto vemos como un todo, sin nombres propios, ni rostro.

¿Cómo puede recomponerse esa falta enseñando oficios?

Observamos, escuchamos y estamos cerca de una realidad dinámica y cambiante. No obstante, la enseñanza integral en oficios que nosotros dictamos tiene las siguientes características.

  • Un reconocimiento de la persona por su nombre, su historia, su lugar, sus capacidades y sus posibilidades
  • La certificación necesaria para el mundo del trabajo.
  • Un lugar de fácil acceso, con profesores trabajadores, y herramientas y máquinas iguales o muy parecidas a las que usan cotidianamente.
  • Un reconocimiento de lo que ya saben y pueden compartir en clase.
  • El factor común de querer progresar y estar ahí por voluntad propia.
  • El esfuerzo de tener que cursar durante el tiempo libre, dejando horas de familia y/o amigos.
  • La exigencia y el respeto que implica el hecho de que todos seamos adultos.
  • El reconocimiento público en la entrega de diplomas.

Como lo hemos indicado en otras ocasiones, estamos convencidos de que la educación integral en oficios funciona como una alternativa para mejorar el acceso al trabajo, acceso al conocimiento, al pensamiento crítico y un vehículo para acceder a una mejor calidad de vida.

 

 Sergio Moreno, Director Ejecutivo de Fundación Oficios

 

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