La Ruta Eidico nos trajo de vuelta a Tigre, y fue como un “volver a casa”. Volver adonde empezamos, a la Ruta 27, al río que conocemos bien, a las palmeras y el mimbre. Volver a los barrios que nos vieron nacer, a nuestras oficinas en la puerta de Santa María de Tigre, a los paisajes que fueron escenario de nuestro crecimiento.
Y el paso por la ciudad que nos aloja hace tantos años nos hizo parar y pensar. Repasar nuestros inicios y mirarnos hoy, en el presente. Y fue bueno ver que muchas cosas cambiaron, se ampliaron y crecieron.
Pero muchas otras siguen como entonces. Puertas adentro, seguimos almorzando todos juntos, compartiendo además del trabajo, la vida. Seguimos organizando eventos que nos hacen encontrarnos con nuestras familias y amigos, los de siempre y los nuevos. Puertas afuera, seguimos saliendo a buscar nuevas zonas para conocer e instalarnos, llevando nuestro sistema y sobre todo, nuestra voluntad de traer soluciones. Seguimos con ganas de ir lejos, a nuevos destinos y hacia nuevas personas. Y también seguimos con ganas de conservar los destinos y las personas de siempre.
Es cierto que somos más y que pasamos de nuestra querida “casita”, como le decíamos a nuestras oficinas de madera, a un edificio. Es cierto que empezamos con un barrio privado y que hoy nuestros proyectos son muchos y variados, e incluyen inversiones y casas. Pero así como Tigre no perdió su encanto y su aire ribereño a pesar de haber crecido tanto, nosotros también queremos conservar el modo de trabajar, los valores, y la familiaridad del principio. Y volviendo al punto de inicio, ver a qué nuevos destinos nos llevará la ruta.