Richard Kenny conoció Eidico hace más de 20 años a través de un gran amigo. Esa recomendación fue la que le dio la confianza necesaria para hacer su primera inversión. Con el tiempo empezó a ver cómo crecía Eidico y sus terrenos dejaron de ser sólo una parcela de pasto ¡y vacas! y con este envión se animó a apostar por más e invirtió en dos nuevos lotes: uno en Costa Esmeralda y otro en San Sebastián.

Pero ¿qué haría con tantos terrenos él sólo? Fue ahí cuando conoció a Violeta, su futura mujer, y decidió venderlos para poder comprar un lote en San Gabriel y construir lo que sería su nuevo hogar familiar.

Para Richard, la posibilidad de vivir en un lugar así no sólo le permitió disfrutar de una vida segura y sin stress, sino que también lo ayudó a encontrar la paz necesaria para escucharse y permitirse el tiempo para disfrutar de sus hobbies y sus sueños.

Cuando no trabaja en la pyme familiar, se apasiona en la mecánica: actualmente está restaurando un Ford A del año 1930 con uno de sus hermanos y su papá. También adora la naturaleza, los caballos, el campo y las escapadas de fin de semana largo con sus hijos a lugares de Argentina con montañas o lagos.

Cuando está en su casa lo que más disfruta es prender el fuego, ya sea para un asado con amigos un domingo de verano o un sábado a la noche en pleno invierno y escuchar las chispas de la chimenea. Dentro del barrio es fan de las bicicleteadas familiares o de salir a correr a cualquier hora del día.

Si tuviese que elegir su recuerdo preferido en San Gabriel no lo duda: cuando Ramón, su hijo más grande, aprendió a andar en bicicleta y el día en que entraron a su nueva casa por primera vez. Ambos momentos lo hicieron emocionar, y lo siguen haciendo, hasta el día de hoy.