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El mayor miedo frente al proyecto propio es que la plata no alcance para vivir. Por eso es fundamental evaluar cuál es la necesidad real de ingreso y cuáles son los gastos que se pueden evitar.
En los últimos años creció notablemente la cantidad de gente que deja sus trabajos estables y pone en marcha un proyecto laboral propio. Y en general, una de las cosas que más se plantean antes de tomar esta decisión es la necesidad real de ingreso. Claudina Kutnowski, asesora de proyectos personales y transiciones laborales a cargo de Glimar, explica que esto es así debido a que una de las mayores ventajas de la relación de dependencia es la garantía de ingresos; entonces, si eso va a desaparecer hay que empezar a reordenar las ideas respecto del gasto. De todas formas hay algo que se debe tener claro: es necesario contar con un respaldo económico durante el primer año -por lo menos- para transitar este cambio. Ahorros, ingresos en la familia, alguna inversión. La plata es necesaria para vivir y si se quiere iniciar algo independiente, el dinero no va a llegar de la noche a la mañana.
¿Qué necesito realmente?
¿Cómo saber cuál es la necesidad real de ingreso? Para Kutnowski, tiene que ver con entender lo que necesitamos ganar respecto de lo que gastamos; o sea, qué es lo que precisamos para vivir. Y tener en claro que hay gastos cotidianos que no son realmente necesarios, sino consecuencia de la forma en que elegimos vivir:
“Hay algunos temas que muchas veces resultan más cómodos, como por ejemplo salir a comer afuera cuando trabajamos en una oficina. Pero si lleváramos la comida desde casa gastaríamos menos. Muchas veces esa comodidad o la gratificación que genera el consumo (usar taxis, usar el auto, comprar ropa de marca, contratar empleadas en casa que se ocupen de las cosas que no podemos hacer nosotros, pedir delivery), compensa el cansancio que tenemos por la vida esforzada que llevamos. Si tuviéramos una vida menos exigente no necesitaríamos ‘ahorrarnos’ ese tipo de trabajos, ni sería tan importante tener gratificaciones inmediatas de consumo”, explica la especialista.
Compro, compro
Una de las preguntas que surge en este contexto, es ¿cuánto hay de consumo inducido?, o dicho de otro modo ¿cuánta necesidad real hay en lo que gastamos por mes? “El consumo inducido es el que sostiene los ideales de belleza vinculados a la juventud, a la delgadez, a lo divertido, a lo que está de moda, el que hace confundir el tener con el ser. El que lleva a pensar que lo que se tiene siempre es menos de lo que se puede tener. El que nunca te da tregua”, explica Kutnowski.
“La verdad es que no necesitamos ni tantas cosas ni tantas marcas. Necesitamos que el sentirse bien sea interno. Que el sentido de la vida esté separado del dinero”, dice Kutnowski. Y agrega: “No digo que no haya que comprar y mucho menos disfrutar, sino que hay cosas que se disfrutan que no tienen que ver con el dinero”.
Sin duda, estamos inmersos en un ciclo de necesidad de ganar una cantidad de plata para gastar una cantidad de plata, y esta relación siempre aumenta. La única posibilidad de escapar de esta rueda es volverse un consumidor responsable. Decisor del uso del dinero.
Más info: www.glimar.com.ar