“A diferencia de lo que algunos creen, cuanto mayores son las turbulencias macroeconómicas, es más adecuado y necesario hablar de planificación financiera personal e inversiones.

No sólo por el hecho de monitorear lo que uno posee y ver si hay que realizar alguna corrección en la planificación, sino porque normalmente momentos como los que atraviesa el país son excelentes para encontrar oportunidades”, aseguró durante un reportaje Leonardo Rocco, experto en planificación financiera, Director Ejecutivo en Escuela Argentina de Finanzas Personales  y autor del libro InvertARTE.

A continuación algunos tramos de ese reportaje con muchas ideas y recomendaciones para el inversor de mediano plazo.

¿Qué es lo primero que hay que definir cuando se quiere planificar financieramente el futuro?

Lo primero es analizar el perfil de riesgo del inversor ya que la mejor inversión es aquella que te permite apoyar la cabeza en la almohada y dormir tranquilo. También va a tener mucho que ver la edad porque a medida que avanza se va corriendo la curva de riesgo y se tiende a mutar a inversiones más conservadoras. En tercer lugar, los objetivos personales. En momentos de tanta incertidumbre como el actual, donde adversarios como la inflación o el aumento del tipo de cambio atentan contra los patrimonios familiares, es imprescindible planificar, proteger y aunque sea mínimamente, acumular.

 ¿Qué lugar le asigna a las inversiones en real estate?

A mi particularmente siempre me interesó la inclusión de “metros cuadrados” en una cartera. El principal motivo: la histórica correlación con el valor del dólar, y el resguardo que eso significa. Por eso sigue siendo una gran oportunidad adquirir propiedades, más si es en pesos o en dólares oficiales como muchos emprendimientos ofrecen. Además se pueden encontrar “oportunidades de compra” ante el escenario de menor movimiento por el que atraviesa el sector. ¡Hay que estar atentos! También se puede buscar la forma de actualizar y hacer más eficiente el concepto de “invierta en ladrillos” con las posibilidades que brinda el mercado actual como son las participaciones en proyectos inmobiliarios de envergadura (hoteles, centros comerciales) que suman a pequeños inversores: éste tipo de modelo son una buena opción para atomizar y hacer más realizable o líquida la inversión (a menor valor más fácil vender) y con cero costo de mantenimiento.

A los argentinos tradicionalmente nos gustó invertir en inmuebles y atesorar dólares, ¿es un mito o una realidad que están entre los activos que mejor pueden asegurarnos nuestro futuro?

Todo lo relacionado a la tierra y a los bienes que cumplen la condición de flujo y stock (tengo un capital que puede apreciarse y que puede darme una renta) son siempre una opción. Hay que saber qué comprar, cuándo y cómo: ese es el secreto. En cuanto al dólar, hay que invertirlo. A largo plazo atesorar dólares no sirve. La inflación afecta tanto a los dólares como a los pesos. Hay que ahorrar y luego invertirlos en opciones dolarizadas para no perder poder de comprar en el tiempo.

Finalmente, ¿cómo definiría a los argentinos en materia de inversiones?

Generalmente, el inversor que predomina en la Argentina es el menos sofisticado. Desconoce de estrategias de maximización de beneficios y minimización de riesgos, tiene poca información y normalmente se mueve con el rumor, cuando la inercia se lo permite, invirtiendo erróneamente en la mayor parte de los casos. Las causales son, en general, la falta de un plan financiero integral (que puede ser simple o complejo según el inversor, pero que no debe faltar) y la falta de educación financiera. La gente en su mayoría no le dedica el tiempo semanal a pensar en estas cuestiones, cuando es de suma importancia para el desarrollo personal, familiar y profesional. Es una cuestión cultural en la que estamos tratando de colaborar desde la Escuela Argentina de Finanzas Personales, ya que lo vemos como un aporte social importante para concientizar a la población sobre estos temas.