Marisol vive en San Gabriel, uno de nuestros barrios en Villa Nueva, se dedica al Marketing, y es sommelier. Charlamos con ella y nos contó cómo se adaptó al trabajo remoto, ¡incluso en el mundo del vino! Además, reflexiona sobre la imbatible transformación digital que dejará esta pandemia.

Marisol vive en nuestro barrio San Gabriel, en Villa Nueva, y es una persona multifacética. Además de ser directora de Marketing de Oracle y dar clases en Digital House, brinda cursos sobre vinos. Incluso, asesora como sommelier a varias bodegas, siempre compartiendo sus experiencias en Instagram como @solsommelier

La invitamos a compartir su experiencia en cuarentena y a que nos cuente cómo se adaptaron sus trabajos a este abrupto cambio. 

¿Cómo estás viviendo la cuarentena?

La verdad es que no me puedo quejar. Ya estaba acostumbrada al home office, y esto es como un home office intensivo. Y acá somos dos -no hay chicos-, y  ambos estamos acostumbrados al trabajo móvil. Así que lo estoy pasando tranquilo. Puedo seguir haciendo mi trabajo; sigo dando clases. Obviamente me pasa, como a muchos otros, que siento la necesidad de interactuar con otro, de salir, pero en líneas generales no me quejo, porque puedo seguir haciendo mi trabajo, estoy en un lugar súper lindo, en una casa cómoda, con una muy buena vista.

¿Cuáles son tus trabajos y cómo eran antes de la cuarentena?

Tengo un modelo de profesional multifacético. Soy directora de Marketing en una empresa multinacional, Oracle. Además, soy docente de dos temas bien distintos: Marketing Digital en Digital House, y temas asociados al vino, porque yo soy sommelier. Y además de todo esto, también trabajo para algunas bodegas en temas de capacitación, degustaciones y entrenamientos asociados a distintos vinos.

De estas múltiples facetas, ¿qué partes eran presenciales y se vieron más afectadas?

Todos los trabajos eran presenciales. Pero algunos se adaptaron más fácilmente, y otros requirieron cambios más grandes. Trabajando como directora de Marketing en Oracle, ya hacía trabajo remoto. Esta situación modificó un poco la metodología de trabajo. Hoy todo pasó 100% al mundo digital. Pero el trabajo no se modificó; se modificaron las herramientas. 

El cambio se vio en las clases. Las escuelas se tuvieron que mudar rápidamente a un modelo de clase digital, usando también otras herramientas. En mi caso, yo ya tenía experiencia dando clases online, porque parte de las clases que doy para Digital House eran una parte presencial y otra remota. Lo que pasó ahora es que todo pasó al formato remoto.

¿Y qué pasó con tu trabajo en relación a los vinos?

Y en las clases de vino pasó lo mismo, se pasaron a formato remoto. Tal vez en éstas, se ve un poco mas afectado porque ahí sí había una experiencia presencial, que implicaba probar vinos. Y eso es irreemplazable. Tratamos de hacer que todos tengan en su casa algo similar a lo que vamos a probar o de lo que vamos a hablar, pero la verdad es que se hace mucho más difícil que si estuviéramos en la escuela.

Lo que más cambió tiene que ver con el trabajo de sommelier. Ese trabajo en general consiste en dar degustaciones en una vinoteca, en algún salón de eventos, en bodegas. Es una experiencia sensorial. Hoy lo que estoy haciendo es mucho más acotado, obviamente, porque las ferias y los eventos de vinos se vieron cancelados. Por ejemplo, una bodega para la que trabajo envía a un determinado grupo de clientes ciertos productos previamente por delivery y luego nos conectamos a un horario para hablar sobre temas relacionados a dichos productos. Hay otros colegas que hacen catas virtuales, vivos de Instagram, entre otras. 

¿Que tomás como positivo a raíz de estos cambios en tu trabajo? ¿Y como negativo?

Si lo pienso en líneas generales para todas mis actividades, creo que este formato genera muchísima más productividad. Para empezar, se ahorran los tiempos de traslado. Además, al estar en tu casa, por momentos podés estar más enfocado. Refuerza esta idea de que podés resolver más desde tu casa, optimizando el tiempo. 

En cuanto a lo negativo, sobre todo en el mundo del vino, que tiene que ver con lo sensorial, uno sigue teniendo esas experiencias, pero no es lo mismo poder compartirlas en vivo con otras personas. Con las pantallas de por medio se generan muchas barreras; no todos están acostumbrados a este tipo de comunicación. 

De los cambios que sufrieron tus trabajos con la cuarentena, ¿te parece que hay alguno que se va a mantener una vez que ésta termine?

Sí, creo que por trabajar muchos años en la industria tecnológica, hay algo que vengo escuchando hace mucho: la transformación digital. Todas las empresas de tecnología la impulsan y hoy se vio forzada por un virus. Entonces me parece que hay ciertas cuestiones que se ganaron y se forzaron, y que se van a quedar. El trabajo remoto es una posibilidad. Por supuesto requiere un perfil de empleado que sea responsable; no es para cualquier trabajo. Pero definitivamente hay roles y tareas que aplican.

Y en cuanto a la educación, creo que va a pasar lo mismo. Para algunos, como yo, que estamos más metidos en el mundo digital, dar una charla, dar un curso, la exposición en lo digital y poder comunicar a través de distintos vehículos digitales era algo más habitual. Mucha gente ahora se ve forzada a eso, y adquirió herramientas, recursos y se da cuenta que había otras formas de hacer las cosas en la educación, y creo que eso también va a quedar. Va a haber más opciones.

¿Cómo se balancean el trabajo y el ocio en el mismo espacio?

Yo tengo claro en qué horarios voy a trabajar. Entonces hago un corte drástico antes y después del horario de trabajo. Porque lo que pasa con estas situaciones, sobre todo cuando no estás tan acostumbrado, es que tendés a trabajar todo el día. Y trabajás desde el sillón, desde la cama. Y entonces un espacio que era confortable para vos se transforma en sinónimo de trabajo. Yo tengo un escritorio. Y cuando salgo de acá, no dejo de trabajar. Me parece que eso es clave porque si no, al estar todos en nuestras casas, todos los espacios que antes eran de distensión, se transforman en trabajo. Más que nada si tenés la posibilidad de destinar un espacio de la casa al trabajo. 

¿Te llevás alguna reflexión positiva de la cuarentena en general?

Definitivamente estoy mucho más en contacto con mi casa, con mis plantas, con lo que pasa adentro de mi hogar. Tendemos mucho a estar fuera de casa. Por ahí la disfrutamos sólo los fines de semana. Y ahora entre una reunión y otra, salgo cinco minutos al balcón. Se trata de valorar la casa, valorar los tiempos, valorar los espacios. 

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