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Por Mónica Fernández
“Si creés que el precio de la educación es alto, espera a experimentar el precio de la ignorancia”, la frase, aplicable a muchos órdenes y situaciones de la vida, pertenece a Robert Kiyosaki, un ícono de la educación financiera de estos tiempos.
¿Qué significa educarse financieramente cuando uno no es un profesional de los números, la contabilidad y la economía? Es proponerse adquirir los conocimientos y herramientas necesarias para poder manejar correctamente los ingresos y los egresos. Saber qué es un pasivo y qué hay que tener en cuenta para mensurar una tasa de interés, sea esta activa o pasiva, es decir, por los préstamos recibidos o por el dinero colocado en un banco o producto de inversión.
Pero ahí no queda el tema. Es mucho más amplio de lo que uno puede suponer a priori, es útil y necesario en decisiones cotidianas y, obviamente, en una correcta planificación del futuro. ¿Por qué? Porque no se trata sólo de ahorro, inversiones y créditos, ítems que quizás no están en la agenda de todos. Decisiones como contratar un seguro, qué riesgos cubrir y con qué tipo de pólizas, proteger no solo a las cosas sino a las personas, la declaración de impuestos personales y hasta la cobertura de medicina prepaga, son decisiones a las que nos enfrentamos a diario. Tienen una raíz financiera, aunque no lo parezca, y si estamos bien formados e informados, los resultados tendrán menor margen de error sobre nuestro patrimonio presente o futuro.
Entonces, “Educar el bolsillo” es una tarea que nadie debería dejar de emprender porque el conocimiento y la información nos dan más poder. El poder de consumir mejor, hacer rendir más los propios recursos y evitar pantanos o agujeros financieros que primero pueden parecer casi inocentes y con el tiempo terminarán metiéndonos en graves líos.
Como frutilla de la torta: padres bien capacitados financieramente, podrán ir inculcando lentamente buenas conductas financieras y de administración a sus hijos, transformándose en un legado de mucho valor.
Ahora bien, ¿por dónde empezar? La primera recomendación es estar ávidos de información para no “casarse” con la primera recomendación o consejo sobre planificación y educación financiera que encuentren en la web. En la era de la información y las comunicaciones no hay excusas para no ser autodidacta.
Para aprender hay que leer mucho, investigar y comparar. Claro que si, además, en tu trabajo o en la universidad ofrecen algún curso o charla sobre educación financiera, mejor aún, para ahondar más en el tema. No dejes de anotarte, el tiempo que inviertas será útil a futuro.
Acá una pequeña guía de sitios web, blogs y libros para dar el puntapié inicial a la formación. El verano y las vacaciones son un buen momento para dedicarle tiempo a este tipo de lecturas y en marzo poder empezar a poner en práctica algunas de las ideas aprendidas.
Finanzas personales For Dummies, de Eric Tyson. Pertenece a la colección de libros For Dummies. Es un manual con consejos básicos y prácticos. Está disponible para hojearlo gratis en Internet.
Incrementa tu Cociente Intelectual Financiero y Padre Rico Padre Pobre, ambos libros de Robert Kiyosaki
Blog sobre educación financiera del Banco BBVA de España. Consejos prácticos, post y recomendaciones para formarse desde cero: http://www.blogbbva.es/category/educacion-financiera
CNN dedica un espacio especial en su página web a la educación financiera de sus lectores: http://www.cnnexpansion.com/midinero
La página web de Capital Markets Argentina (CMA), la empresa de inversiones que dirigen Pablo y Graciela Cairoli, también tiene un apartado especial sobre educación financiera. Hay muchos consejos prácticos y fáciles de entender para el lector no entrenado en lenguaje financiero: http://www.capitalmarkets.com.ar/site/interior_educacion.asp?id=4
También InvertirOnline, el sitio de inversiones y finanzas que opera en varios países de Latinoamérica, tiene una especie de “universidad virtual” donde se pueden adquirir conocimientos sobre finanzas y administración: http://www.invertironline.com/educacion/default.asp
Otro libro para llevarse de vacaciones: Hombre Rico, Hombre Pobre, del argentino Marcelo Elbaum.
Para cuando ya estás un poco más formado. Un clásico: El inversor inteligente de Benjamin Graham. Considerado el más importante consejero en inversión del siglo XX, Benjamin Graham enseñó e inspiró a inversores de todo el mundo. Presentó su filosofía, basada en el concepto de “invertir en valor”. El inversor inteligente, se convirtió en la Biblia de los inversores ya desde su primera publicación en 1949.