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El diccionario de la Real Academia Española define a la palabra desarrollo como el proceso por el cual se acrecienta o incrementa algo de orden físico, intelectual o moral. Es un proceso transformador en el que se ven involucradas todas sus partes.
Desde el modelo original de Eidico, buscamos el desarrollo de la comunidad como respuesta a una problemática de la sociedad, que es el acceso a un lugar propio donde vivir. El hecho de desarrollar barrios con el sistema que involucra los actores desde el comienzo buscando el beneficio de todos, implica una justicia distributiva y es la manera en la que Eidico eligió canalizar su modelo de empresa.
Cuando se habla de desarrollo, se toman en cuenta todos los actores (persona, familia, empresa, sociedad y ambiente), para que todos crezcan juntos porque, si una pata no crece a la par, la estructura se cae. Por eso, buscamos proyectos que sean accesibles a nuestros clientes y que no sea simplemente el desarrollo del emprendimiento, sino un crecimiento del cliente y un impacto positivo en la zona en que se instala. Por ejemplo, en algunos proyectos incluimos en el presupuesto de los gastos la construcción de una capilla en la entrada.
En los primeros barrios, especialmente, buscamos potenciar acciones sociales dentro de los mismos, como una manera de generar una comunidad integrada que, además, ayude a desarrollar el entorno, dejando claro que el alambrado es una necesidad actual y no una marcación de límites. En definitiva, la comunión con los vecinos es una cuestión de acción y no de material. Cada casa tiene sus paredes, lo que no significa que esté cerrada al resto. Esto último solo será así si en la actitud diaria lo hago real.
El rol de Eidico debe ser el de liderar el vínculo con el barrio de al lado porque en todas partes hay ganas de ayudar. A veces, simplemente, falta un motivador. Con todas las personas que trabajan dentro de los barrios cerrados de las comunidades de al lado, un vínculo ya se genera, sólo hay que potenciarlo. Nuestra intención es que el lugar al que lleguemos tenga un desarrollo positivo una vez que terminemos nuestro proyecto, tanto para los involucrados como para los vecinos del lugar. Hoy Santa María de Tigre, nuestro primer emprendimiento, es una gran prueba de ello, con la cantidad de apoyo escolar y relaciones que se han generado con la localidad vecina de El Lucero. Nos llena de orgullo y felicidad cada una de estas acciones que surgen y ojalá seamos cada vez más los que busquemos el desarrollo de la comunidad que nos rodea.