Por el Arq. Nicolás Martelletti

Hace varios años, la cocina era un ambiente frecuentado solamente por las personas que se dedicaban a lo culinario, a la limpieza y al mantenimiento de las casas, costumbre heredada de los reinados más antiguos, donde los sirvientes servían a los servidos, los reyes. Esta tradición se ha mantenido a lo largo del tiempo, donde en las casas de mayor poder adquisitivo se acostumbraba a tener una persona destinada a la limpieza, y otra, exclusivamente, a la cocina.

Hoy, en cambio, la cocina se ha transformado en un ambiente muy frecuentado por todos. Incluso se ha convertido en el lugar preferido para estar con invitados más íntimos. El concepto moderno de “comedor diario” no es casualidad y supo resolver el problema de “comer en familia”, casi de manera desprolija, sin demasiado protocolo. Gran prioridad de la familia moderna.

Los proyectos de vivienda de los últimos diez años han tenido como gran premisa la incorporación de este “comedor diario”, donde lo que en realidad se busca es la activa participación. Porque es más práctico, más económico y requiere de menos recursos humanos, físicos y hasta de utensilios y vajilla. Esta modalidad se ha trasladado a los proyectos de edificios de departamentos, donde se agregan elementos como barra, pasa platos y desayunador; todos con el mismo fin: incorporar o incorporarse a este espacio.

Lo que nos interesa es depurar el porqué de este fenómeno. Sensiblemente, podríamos decir que la cocina es el lugar donde toda la producción de una casa se engendra. Si vemos la casa como una “máquina del habitar” (concepto de Le Courbousier, arquitecto del Movimiento Moderno del ´30), la cocina es la sala de máquinas. No hay duda de que es atractivo ubicarse cerca de la producción, ya que, instantáneamente, estaremos cerca del producto final: la comida. Excusa perfecta para la reunión, la convocatoria y el ámbito ideal para juntarse entre los más íntimos. Por otro lado, la era moderna se ha encargado de mostrarle a la sociedad lo “fácil” y “rápido” que es cocinar, en una cocina amplia, luminosa, confortable y perfectamente limpia. El concepto de marketing de cocina amigable ha aportado a la creación de este nuevo espacio.

La versión actual

La fabricación de artefactos ha utilizado el diseño industrial para hacer productos más atractivos, tentando al consumidor con objetos de arte. La era digital y la tecnología del plástico han abierto un gran nicho de consumo para las familias de un básico poder económico, y hoy se encuentra en el mercado todo tipo de aparatos con múltiples funciones que ayudan a la producción gastronómica y la hacen más placentera.

Las tendencias más recientes buscan una estética simple y pura. Herrajes metálicos, que hacen juego con los zócalos y guardas, mobiliario blanco, mesadas de silestone, bachas empotradas, griferías de primer nivel, luces internas en muebles y apliques de último diseño. El agregado de algún color de contraste funciona como recurso para darle distinción. El revestimiento veneciano ha vuelto a surgir como una terminación de calidad, costosa, pero con grandes resultados estéticos en cuanto a color, texturas y aseo. Las cocinas contemporáneas buscan ser, sobre todo, amplias y de gran escala; con grandes aberturas o espacios exteriores semi-cubiertos. La luminosidad natural, la limpieza fácil y el generoso guardado son ítems solicitados por la mayor parte de los clientes.

No quedan dudas de que la cocina ha pasado a ser “Espacio” protagónico en una vivienda. Estamos frente a una nueva manera de habitar, donde las viejas tradiciones se están perdiendo para dar paso a nuevas intenciones de vivir y convivir.

La arquitectura no es estanca. Avanza junto con la evolución del hombre y sus nuevas culturas y necesidades. Las propuestas son infinitas y las viviendas son tan diversas como familias haya en este mundo. Siempre habrá algo nuevo, algo por descubrir, algo por resolver y un espacio por definir.