Un año que será económicamente desafiante exige que estemos más atentos que nunca a temas como el presupuesto, el ahorro, el buen uso de las tarjetas de crédito y la conformación de un fondo de emergencia. En esta nota, tips clave.

Texto: Mónica Fernández – IG: @tudineroxl

Inicia un nuevo año, que promete ser desafiante desde el punto de vista económico -y claro que también emocional-. Y deberemos usar todas las herramientas a nuestro alcance tanto para gestionar la economía personal/familiar, como para mantener la calma y el ánimo hasta que el temporal que podría avecinarse amaine. 

Empecemos de adentro, hacia afuera. Con el año recién arrancando, es un muy buen momento para mirar hacia atrás y ver los logros y las batallas personales ganadas en 2023. También, los pendientes. Pero poder rescatar lo bueno, lo positivo y lo logrado, nos da una energía diferente para plantarnos de cara los desafíos de 2024. 

Primer paso: de 2023 a 2024

El primer tip que pone sobre la mesa la licenciada Analia Tarasiewicz, nos invita a reconocer nuestros logros y agradecer, al tiempo que pensamos estrategias “para alcanzar nuestros objetivos en un mundo en constante cambio y un ritmo vertiginoso”. Propone poner por escrito las distintas dimensiones de nuestra vida: trabajo, pareja, cuerpo y salud, espiritualidad, amistad, etc. Y luego, listar todo lo que estuvo alineado con los propios deseos. Estos son los logros de 2023. 

Lo segundo que recomienda Tarasiewicz es pensar a futuro. “Definí al menos un objetivo para el próximo año en cada dimensión y luego creá un plan de acción. Éstas son algunas preguntas disparadoras: ¿qué voy a hacer? ¿Para qué voy a hacerlo? ¿Con quiénes? ¿En qué semana o mes me gustaría concretarlo? La clave -dice la especialista- es establecer objetivos realistas para evitar comprar frustraciones futuras, teniendo en cuenta circunstancias, recursos y posibilidades. No se trata de una lista de deseos, sino de un plan para vos mismo en un futuro cercano que te servirá como guía cuando te sientas perdido”. 

Ordenar la economía

Ahora llega la parte de la economía. Sí, ésa que tanto nos cuesta. Enero es un excelente momento para planificar objetivos 2024 y hacer un presupuesto anual con los “grandes números” que involucrarán esas metas. Después se irá corrigiendo y recalculando, pero es necesario sentar las bases. 

También es el momento del presupuesto mensual. Si es un hábito que todavía no incorporaste a tu vida, en 2024 será un elemento indispensable. Marcá la hoja de ruta. Cuanto más desafiante es la economía -y hablamos de proyecciones de inflación de entre 20% y 30% mensual por varios meses- más imprescindible se hace saber cuáles son nuestros números reales. 

“El armado de un presupuesto es indispensable. Hay que activar para pasar un año incierto”, define Naranja X en un artículo sobre cómo realizar un presupuesto realista para 2024. ¿Qué vamos a registrar? Todo: cuánto ingresa y cuánto egresa de nuestra economía. Y vamos a monitorear si estamos en equilibrio o se empiezan a generar baches (gastamos más de lo que ganamos), o si no estamos pudiendo separar al menos un porcentaje para el ahorro y la inversión.

Cómo armar un presupuesto

Un presupuesto que realmente sea útil y nos arroje información valiosa tiene que ser, ante todo, sincero. Entonces, el primer paso es comprometerse a volcar en esa planilla o un simple anotador todo el dinero que ingresa y, sobre todo, el que sale. Incluso esos gastos que parecen muy insignificantes (kiosco, taxi, un almuerzo al paso, etc.) y se los conoce como gastos hormiga. 

Vamos con una regla básica: un presupuesto debe tener 12 columnas, una para cada mes del año, y en sus filas debe incluir un primer bloque de ingresos fijos (salario, ingresos profesionales, alquiler por alguna propiedad, etc.), y un segundo bloque de ingresos variables (un trabajo extra, ingresos por inversiones, etc.) que se van completando mes a mes. Quienes tengan un manejo simple de Excel pueden hacerlo, y quienes prefieran una planilla ya armada, pueden descargar de forma gratuita de la web de Tudineroxl.

Debajo debemos detallar los egresos, divididos en gastos fijos y gastos variables. En los gastos fijos van anotadas todas aquellas cosas que no depende de nosotros modificar su valor y que sí o sí debemos pagar. Por ejemplo: alquiler, impuestos, servicios, colegio, seguros, medicina pre paga, etc.  Acá debe sumarse el ahorro, como una obligación de pago a “nuestro yo del futuro”. La única manera de ahorrar de forma constate y consistente es considerarlo una obligación y no algo que se hace si queda un remanente después de gastar. “Gastá lo que te sobre después de ahorrar y no ahorres lo que te quede después de gastar”, es una de las frases celebres del gran Warren Buffut.

En gastos variables se registra todo el resto. ¿Por qué son variables? Porque puedo decidir privarme de algún gusto, usar más o menos el auto, pedir más o menos delivery, cambiar una marca “x” por otra mas económica en el supermercado, para reducir el gasto final. 

¿Cuánto de nuestro ingreso debería llevarse cada categoría? La regla conocida como 50/30/20 nos da una idea. 50% para los gastos fijos o básicos; 30% para distribuir entre gustos y gastos no tan básicos, y 20% (idealmente) para ahorro. Claro que cuando la economía está bajo estrés, cuesta cumplir las reglas. Pero vale la referencia. Si no se puede ahorrar el 20%, se puede intentar con el 10% o con el 5%. Lo importante es no perder el hábito de separar algo para “el yo futuro”. 

Otra recomendación para planificar 2024 es aprovechar las tarjetas de crédito para ganarle a la inflación. Vanesa Di Trolio, Business Manager de Reba, explica que es importante buscar descuentos, cuotas sin interés, reintegros y beneficios. Para hacer un uso eficiente de la tarjeta y que resulte ventajosa, hay que tener en cuenta la fecha de cierre, es decir la fecha en que se dejan de registrar pagos y se emite el resumen”, asegura Di Trolio. “Esta información es muy valiosa, ya que nos permite saber que cualquier pago que hagamos posterior a ese día, vendrá en el próximo resumen, que será dentro de 40 días aproximadamente”, explica la ejecutiva. 

Actualizar y proyectar 

Otro dato importante a la hora de elaborar el presupuesto en un contexto inflacionario como el que se espera para la Argentina en los próximos meses es proyectar los gastos (dentro del presupuesto) ajustados por inflación. Lo mismo para con los ingresos, si se tiene cierta certeza respecto de los ajustes salariales. De esa manera se evitan sorpresas con el inicio de cada nuevo mes. 

Se puede usar de guía para estimar la inflación proyectada para el mes siguiente el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que publica el Banco Central con las proyecciones de economistas y consultoras privadas. 

Desde Naranja X, ponen sobre la mesa otro imprescindible a la hora de planificar 2024: crear un fondo de emergencia. “Dada la incertidumbre económica, es fundamental tener uno que pueda cubrir los gastos durante varios meses en caso de pérdida de empleo o situaciones inesperadas (se rompe el auto, tenés que mudarte, se rompe el calefón, etc.)”, explican en la fintech.

La pregunta del millón: ¿cómo se hace y dónde se invierte? Crear el fondo de emergencia, que debe cubrir entre 3 y 6 meses de gastos básicos de una familia, puede llevar un tiempo. Cada mes, hasta lograr conformarlo, hay que derivar parte del ahorro a ese fondo. ¿En qué moneda? En dólares para que preserve su valor en el tiempo. ¿Se puede invertir? Idealmente no, porque ese dinero no debe correr ningún riesgo. Es un “fondo de tranquilidad”.

Libros para el verano 

Como último paso para proyectar un 2024 que sea positivo a pesar de los desafíos, les comparto algunos libros que ayudan a pensar los objetivos, los proyectos y el dinero (como medio para conseguir esas metas y no como objetivo en si mismo) desde aristas que quizás, hasta ahora, no se nos habían ocurrido.

  1. La economía de tu vida: un libro del fallecido economista Tomás Bullat con consejos prácticos y lenguaje muy accesible para manejar las finanzas personales. Un imprescindible.
  2. Piense y hágase rico, de Napoleón Hill: un clásico de clásicos, que lejos de dar formulas mágicas, invita a poner en práctica hábitos como la disciplina, la organización y la planificación, como bisagras para no solo mejorar aspectos económicos, sino también logros personales. 
  3. Los secretos de la mente millonaria, de Harv Eker. Otro libro clásico pero lleno de recetas aplicables en la actualidad. En síntesis, habla sobre trabajar sobre un patrón propio de abundancia. Se trata más de tener “mente millonaria”, que de tener millones o mucho dinero en la cuenta bancaria. Lo segundo sin lo primero durará poco.