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Texto: Mónica Fernández – IG: @tudineroxl

En materia de construcción y Real Estate, hay nuevas tendencias que reducen el gasto energético del hogar. Se trata de aportar a gastar de manera más eficiente, consumir menos y ser ambientalmente más sustentables.

Eficiencia energética

Cuando las facturas de luz y gas no impactaban mucho en el presupuesto familiar porque las tarifas no estaban actualizadas, la aislación térmica no era un tema prioritario en la agenda de quien buscaba vivienda. Sin embargo, esta realidad ya empezó a cambiar.

En la última edición de Expo Real Estate, la Asociación Nacional de Industrias de Materiales Aislantes (ANDIMA) organizó un workshop sobre eficiencia energética. Gerardo Wadel, consultor internacional especialista en sustentabilidad y eficiencia energética, contó el camino que recorrió España. Hoy, ese país tiene certificación de eficiencia energética en los edificios.

Los edificios tienen una clasificación que va de la A a la G. El segmento A corresponde a edificios con muy alto nivel de eficiencia y con un consumo de energía inferior al 55% de la media. En ese segmento están casi todos los desarrolladores de viviendas importantes. Hace 10 años, esto parecía imposible. Pero hoy no existe plantear que la vivienda que se ofrecerá en el mercado sea menor a una A o a una B. No es competitivo ofrecer un edificio menor a B en España”, explica Wadel.

Más temprano que tarde, esta realidad empezará a pegar también en el mercado local. La realidad y el costo de la energía van imponerse. A la hora de elegir una propiedad, la más “eficiente” será más vendible.

Ser sustentable

Para las nuevas generaciones -los Millennials-, además del impacto en el bolsillo, hay un valor que es cada vez más importante: la sustentabilidad. “Es precisamente la eficiencia energética la que les va a permitir tener mejores condiciones en sus viviendas y pagar menos en sus facturas”, enfatiza Wadel.

Federico García Zúñiga, consultor técnico de ANDIMA, explica cómo es el consumo dentro del hogar: “un cuarto de la energía que se gasta se la llevan los artefactos del hogar. Otro 25%, el agua caliente sanitaria. Pero la mitad de la energía que consume una vivienda tiene que ver con la climatización y la refrigeración.

¿Cómo ahorrar?

Podemos ahorrar más donde más gastamos. Es decir, en calefaccionar y refrigerar. La aislación térmica eficiente es clave y es donde están los desafíos del sector de la construcción. “La aislación térmica se puede aplicar en todo tipo de construcciones y es donde podemos hacer la gran diferencia en cuanto al ahorro energético y la mejora de las condiciones de las viviendas”, explica García Zúñiga.

¿Qué dice la ley?

Otro dato no menor a la hora de plantear nuevos métodos de construcción que incluyan materiales y procesos aislantes y un uso más eficiente de la energía es lo que marcan las nuevas regulaciones.

Existen normas sobre eficiencia en el consumo eléctrico tanto en la Provincia y en Ciudad de Bs. As. como en otras jurisdicciones. Camila Scarinci, directora de Eficiencia Energética de la Subsecretaría de Ahorro y Eficiencia Energética, explicó que “para llegar a las metas que se puso el Ministerio (de Energía), que es reducir en un 10% la intensidad energética al 2030, estamos trabajando fuertemente en una norma de etiquetado de eficiencia energética en viviendas a través de IRAM”.

“Por ahora es una norma, pero vamos  en camino de crear un marco regulatorio y crear incentivos fiscales, también pensando en el bolsillo de los usuarios”, asegura Scarinci.

Dar un paso adelante

  1. La experiencia de otros países puede ayudar. No se trata de extrapolar lo realizado en otros sitios, sino de aprender de sus aciertos y errores.
  2. Las mejoras son ambientales, económicas y sociales. Aislar térmicamente edificios implica ahorrar energía y su contaminación asociada. Pero también, una mejora económica y un aumento de la calidad de vida. También, menos riesgo país, porque somos menos dependientes o de la importación de energía o de la generación de ella. También son sociales, porque implica no tener frío y menos enfermedades.
  3. La eficiencia energética es un camino de mejoras sucesivas. Es bueno comenzar con metas alcanzables y plantearse, poco a poco, el nivel óptimo.  Pensar en el mediano y largo plazo.
  4. Se necesita formación, pero también motivación. La capacitación de todos los actores, desarrolladores, técnicos y usuarios es imprescindible.
  5. El proceso de mejora llega para quedarse. La puesta en marcha de acciones de eficiencia energética redunda en beneficios inmediatos. Una vez asumido esto, el proceso es irreversible.