Enterate cómo medimos el impacto de nuestros barrios en el ambiente con la ayuda de GRINC. Con estos datos realizamos un plan para reducir la emisión de nuestros proyectos y generamos conciencia en los propietarios.
El pasado 22 de abril se celebró en todo el mundo el Día de la Tierra. Esta especial fecha tuvo su origen en 1970, concebida por el senador estadounidense Gaylord Nelson durante una de las más grandes encrucijadas climáticas de la década. Convocó en una manifestación de millones de personas a una “sesión informativa” para crear conciencia sobre la contaminación, la biodiversidad y el cuidado del ambiente. 50 años después, existe una verdadera conciencia en la sociedad, los organismos de gobierno y las empresas privadas para hacer su parte en el cuidado de nuestro planeta.
Como desarrolladora inmobiliaria y de comunidades, Eidico se alió con GRINC, empresa asesora en restauración ambiental, para asegurarse de que todos sus proyectos generen el menor impacto climático posible y puedan cuidar el ecosistema en el que están insertos.
Alberto Giudici, líder del proyecto, explica que la clave para generar barrios más sustentables está en la identificación, medición y posterior mitigación de la huella de carbono de los barrios.
¿Qué es la huella de carbono?
En términos simples, es el impacto ambiental producido por la generación de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
El rol de GRINC es ayudar a Eidico a recopilar y cuantificar todas las actividades y características del barrio que pueden generar estas emisiones de GEI -ya sea indirecta o directamente-, para después reducirlas y monitorearlas a través de un plan de acción. Estas emisiones pueden tener su origen en una multitud de lugares, desde los autos de los propietarios, hasta el consumo eléctrico de la administración.
¿Cómo mitigamos la huella de carbono?
Una vez que sabemos cuál es la huella de carbono de un barrio, ¿cómo podemos mitigarla? Uno de los caminos es el de la reducción. Tomando conciencia de nuestra emisión de GEIs podemos actuar sobre nuestros medios de transporte, nuestro uso de la energía y nuestros consumos. Por ejemplo, movilizarse en transporte público, en bicicleta o haciendo pool en grupo genera una importante reducción de la huella de carbono de propietarios y empleados.
También existe la idea de compensación. Es decir, contrarrestar nuestra emisión con acciones que ayuden a absorber la misma. Para esto podemos utilizar nuestro espacio cotidiano para plantar vegetación, compartir ideas y generar conciencia con amigos y familiares. Podemos incluso aportar abonos de carbono certificados que representan toneladas de CO2 absorbidos por energía renovable, reforestación o limpieza de cuerpos de agua.
Por último, existen proyectos de absorción, que contribuyen de gran manera a la sustentabilidad de los barrios. Ya sea en forma de lagunas, huertos o bosques; surjan por parte de la desarrolladora o por un esfuerzo de los propietarios, estos proyectos son la principal herramienta contra la emisión, ya que la vegetación nativa que cubre gran parte de los proyectos es fundamental a la hora de mitigar la huella.
Es importante recalcar, como menciona Alberto Giudici de GRINC, que la huella de carbono de un país, un barrio o una persona nunca será cero. Es por esto que siempre podremos encontrar aspectos para mejorar, optimizar y, así, reducir nuestras emisiones. Eidico y GRINC continúan su trabajo para concientizar a los propietarios y mejorar las condiciones de los barrios en pos de cuidar el único planeta que tenemos.
También te pueden interesar…
10 tips para convertir una casa antigua en sustentable