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El trabajo en sociedad implica buena comunicación, flexibilidad, confianza, respeto, apertura y honestidad. Claves para armar un emprendimiento en equipo.
Siempre que se empieza un proyecto hay mucho por hacer. Los días parecen más cortos de lo normal y las horas no alcanzan. Hay que conseguir clientes, vender, encargarse de los insumos y los proveedores, calcular precios, y ser el propio community manager, entre muchas otras cosas. Es ahí donde la idea de asociarse aparece con fuerza.
Pero, ¿es mejor solo o en equipo? Para Claudina Kutnowski, asesora de proyectos personales y transiciones laborales y socia directora en Glimar, lo ideal es que sea en equipo, porque cualquier emprendimiento requiere de habilidades muy diversas que es más fácil reunir entre varias personas: “Hace falta creatividad, estrategia, disciplina, tolerancia a la frustración, valentía, osadía… una larga lista que raramente se sintetiza en una única persona”, dice Kutnowski.
Pero en algunos casos es mejor estar solo, cuando hablamos de personalidades desconfiadas o con problemas para delegar, por ejemplo “aquí es mejor rodearse de personas que puedan intervenir en el proyecto pero en forma externa, como consultores, empleados o partners de alianzas. Es otra forma de armar un equipo, pero no societario”, explica Kutnowski.
Tomar la decisión
Cuando uno se siente desbordado por el trabajo es un buen momento para salir a buscar un compañero de ruta. ¿Pero quién? Aquí, lo fundamental –más allá de si es un amigo o familiar-, es que sea alguien complementario y flexible, una persona con la que se tiene confianza y mucha comunicación.
“El socio ideal es el que puede pensar distinto, el que suma, el que compensa. Y más que nada, el que quiere llegar a un lugar similar basándose en los mismos valores”, dice Kutnowski. Y agrega: “Es necesario conversar ciertos temas de antemano: los objetivos, los plazos, la idea de éxito/fracaso para cada uno, las responsabilidades de cada parte y la manera de administrar/invertir el dinero que debe revisarse constantemente.”
A cada problema, una solución
Si bien las complicaciones que pueden surgir en lo que respecta a trabajar de a dos o más son muchas y de lo más variadas, Kutnowski menciona dos grupos de conflictos:
- Problemas operativos:
- Que todos los socios dominen los mismos temas y carezcan de conocimientos necesarios de otros campos.
- Que el proyecto crezca de golpe y surjan riesgos u oportunidades no pensados.
- Que el proyecto no evolucione en los tiempos esperados y la necesidad de dinero sea distinta en cada socio.
- Problemas emocionales:
- Que falle la comunicación entre los socios o que se genere desconfianza.
- Que por motivos personales uno de los socios necesite separarse del proyecto, pero no lo plantee claramente y deposite cada vez menos interés en el proyecto.
Es importante saber que apelar a la creatividad es clave. Y que las soluciones están basadas un 50% en la buena comunicación entre las partes: “muchas veces recomiendo contratar a un consultor externo que ayude a entender lo que está pasando. Un tercero suele manejar estas situaciones con la objetividad y distancia que los implicados no logran tener. Las carencias se superan entendiendo qué necesita el proyecto, y qué le aportan los socios”, defiende Kutnowski.
Más información: www.glimar.com.ar