La alfabetización financiera no es una asignatura que haya que dejar para la mayoría de edad. Cuánto antes y con más naturalidad se traten estos temas con los chicos, más preparados estarán como adultos para tener una relación sana y responsable con el dinero. Se puede comenzar con juegos y pequeños desafíos acordes a la edad.
Texto: Mónica Fernández – IG: @tudineroxl
Lo que aprendemos de chicos, o lo que, como padres, enseñamos a nuestros hijos con palabras o con el ejemplo, se transforma en una huella invisible, que marcará conductas de adulto. El respeto, el valor del esfuerzo, los hábitos de higiene y la buena alimentación componen una cantidad de información silenciosa que hará a la personalidad y el desarrollo de cada uno.
La educación financiera y el manejo responsable del dinero, aunque creamos que no son temas de niños, entran también en esa categoría de “información silenciosa”, que los chicos son capaces de absorber. Pero atención acá, porque la primera forma de aprendizaje por parte de los chicos es por imitación. Y serán fundamentales el manejo y la relación con el dinero que tengan los padres.
Según UNICEF
Tan relevante es el tema, que UNICEF dedica un capitulo especial a promover la “Educación Social y Financiera de la Infancia” (ESFI)*. “Los niños y los jóvenes son actores sociales y económicos en el presente y en el futuro, cuyas decisiones influirán en el desarrollo de sus sociedades”, definen. “Promover la educación financiera y una cultura financiera positiva en los niños y los jóvenes es esencial para asegurar una población educada en finanzas que sea capaz de tomar decisiones con conocimiento de causa”.
De eso sí se habla
Es un error frecuente creer que hay que esperar a ser adulto para aprender sobre temas financieros o sobre el correcto manejo del dinero. La alfabetización financiera puede comenzar en el Jardín de Infantes, igual que se aprende a escribir o a sumar, mediante juegos o pequeñas actividades de la vida cotidiana. Niños y adultos estamos expuestos constantemente -aún sin notarlo- a tomar decisiones financieras. Cuanto antes se adquieran las herramientas para tomar decisiones que favorezcan el crecimiento, más natural será aplicarlas para tener una economía personal sana.
“El interés por la educación financiera en la temprana infancia ha ido en aumento en los últimos años. Sin embargo, en la Argentina, apenas está dando sus primeros pasos. Aún queda mucho camino por recorrer para estar en consonancia con lo que sucede en varios de los países desarrollados del mundo, donde ya es uno de los temas que dominan la agenda de los programas educativos”. Así lo define Gabriela Totaro, autora de Silver, un libro de cuentos destinado a niños que aborda ideas para ayudarlos a construir una relación saludable con el dinero desde la temprana infancia.
“Es importante comenzar desde una edad temprana e incluir el tema de forma natural en las conversaciones diarias para enseñar conceptos básicos, como el valor del dinero y cómo funciona el intercambio”, destaca Totaro. En Silver cuenta la historia de Alan, Azu y Pedro que son amigos del colegio. “Viven en Dos Médanos, un pequeño pueblo costero, tranquilo y pintoresco de la Argentina. Pero una tarde se enfrentan a una situación que los lleva a comenzar una aventura colmada de generosidad, amistad y de un interés particular de los protagonistas por ayudar a sus padres a superarse financieramente”, describe Totaro.
El caso Ualá
Desde Ualá también hacen foco en la importancia de acercar estos temas a los más jóvenes. “La educación financiera debe existir desde muy chicos, y queremos que cada vez más personas tengan acceso al sistema financiero. Nuestro aporte es brindar todas las herramientas que estén a nuestro alcance para que eso sea posible. Por eso, ofrecemos una plataforma gratuita que es Aula Ualá con contenidos de educación financiera accesibles para todo público”, sostiene Andrés Rodriguez Ledermann, VP de Wealth Management en Ualá.
Un trabajo presentado por el equipo de Ualá deja sobre la mesa un dato que debería ponernos en estado de alerta. “De acuerdo con los resultados de una encuesta realizada por el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y el Banco Central (BCRA) 1, la Argentina se ubica entre los países con menos conocimiento y actitud financiera a nivel mundial, ubicándose en el puesto 37 de 39 economías”. La educación y formación en temas económicos y financieros desde edades tempranas es el camino para resolver esa falencia. “Tener información es la base para tomar mejores decisiones”, asegura Rodríguez Ledermann.
¿Cuándo empezar?
La educación financiera -como otras áreas de la educación- debe empezar en casa y seguir en la escuela, idealmente con un sistema que se retroalimente. Juegos y pequeños desafíos acordes a la edad son la puerta de entrada para alcanzar una primer habilidad clave: tratar con naturalidad y responsabilidad el dinero.
“Existen beneficios considerables al presentar la educación financiera mientras los jóvenes están todavía en un proceso de establecer sus comportamientos financieros personales. A la luz de las investigaciones, es más probable que se retenga la educación financiera que se introduce en una etapa temprana de la vida, aumentando el conocimiento y la educación financiera”. Así lo detalla UNICEF en su trabajo sobre “Educación Social y Financiera para la Infancia”. Además de teoría, brinda una serie de ejercicios e ideas prácticas para encarar el tema con chicos de distintas edades.
Desde el banco español BBVA hacen especial hincapié en las buenas prácticas sobre la educación financiera de los niños y aportan ideas para iniciarlos en el tema jugando. Por ejemplo, incentivarlos al ahorro y enseñarles el valor del dinero mediante pequeñas tareas (acordes a la edad) que ellos pueden realizar para conseguir el dinero necesario para comprar ese juguete o videojuego que tanto quieren.
Se les puede enseñar a ahorrar desde muy chiquitos: si no pasamos todos los días por el kiosco a comprar un alfajor, el viernes o el sábado podemos darnos “el gusto” de tal o cual paseo, o de ir a una hamburguesería, etc. Ahorrar es posponer una satisfacción inmediata para obtener un mejor resultado mañana. Y cuanto antes se aprenda y se convierta en algo natural, más fácil será aplicarlo en la vida adulta.
A medida que los niños crecen
También es buena idea, cuando son un poquito más grandes, enseñarles que el dinero “no crece” adentro de los cajeros automáticos y que las tarjetas de crédito no son “un Papá Noel” moderno y en formato plastico. Pueden acompañar a sus padres a hacer algunos trámites, como pago de servicios o depósitos bancarios, para ir tomando dimensión de cómo funciona el sistema financiero.
Ya entrando en la adolescencia están en condiciones de entender algunas inversiones sencillas, conceptos como deuda y tasas de interés.
El contexto familiar
En todo el proceso será clave la actitud de los padres con el dinero. Para la familia, ¿es habitual ahorrar? ¿Suelen contarles a sus hijos que están ahorrando para las vacaciones, y que por eso no se puede hacer algún gasto superfluo? ¿O, por el contrario, casi todos los sentimientos (alegría, tristeza, estrés) llevan a gastar de más, a comprar en cuotas o a vivir por encima de las posibilidades reales?
En las finanzas, como en todos los aspectos de la vida, lo que aprendemos en casa marcará casi a fuego nuestro futuro como adultos. Y corregir “malos hábitos” puede costar varios dolores de cabeza. Está comprobado por quienes se dedican al estudio de la economía conductual, que los sesgos psicológicos marcan la relación con el dinero y casi como el ADN se transmiten de una generación a otra.
Para seguir aprendiendo
Ideas de juegos para aprender finanzas (en inglés)