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img_9760Por Mateo Salinas (Gerente General de Eidico)

En 1994, Jorge O´Reilly ―actual socio de Eidico, y un chico de veintitrés años en ese entonces―, decidió reunir amigos para comprar una tierra y construir su vivienda. Un hito que daría inicio al sistema Eidico y a la empresa. Lógicamente los primeros clientes fueron también jóvenes ―amigos de nuestros amigos―, que destinaban un 10% o un 20% de sus ingresos para adquirir un lote. Esta inversión les permitió, gracias al boom inmobiliario, multiplicar ingresos y aumentar su capital. Hoy, en un contexto socioeconómico totalmente diferente, reflexiono acerca del futuro de Eidico y los jóvenes y pienso cómo, desde nuestra empresa, podemos allanarles el camino para que logren lo que pudimos nosotros y nuestros amigos.

Menos tiempo para las mismas demandas

Lo primero que me cuestiono es quiénes son los jóvenes de hoy y cuál es su situación. Creo que hay cuatro realidades que pueden ayudarnos a desmenuzar esta pregunta.

1- Chau ahorros: el ritmo de vida actual ―viajes, moda, tecnología, vida independiente―, acota el margen para que los jóvenes tengan, aunque sea, una pequeña porción para destinar a inversión o ahorro. Antes, con un 10% o 20% del sueldo podían suscribir un lote. Hoy la infraestructura y tierra están tan caras que para lograrlo deben destinar el 50% o más, lo cual lo hace casi imposible.

2- Adolescencia extensa: con un proceso de maduración más tardío, aumenta el rango de tiempo sin capitalizar. Si antes ese rango se extendía de los 22 a 28 aproximadamente, ahora se extiende ―en algunos casos― hasta los 35.

3- El anillo viene después: como consecuencia de lo anterior las personas se casan más tarde. Antes, para llegar a una casa, una familia contaba con los ahorros y la producción de aproximadamente 13 años. Ahora, al comenzar recién a los 30, los jóvenes cuentan con 8 años menos. ¿El resultado? Muchísima presión por lograr bienestar, casa, auto… todo en pocos años. En esta situación, nada es suficiente. Ni el tiempo, ni el sueldo, ni la ayuda. Si a eso le sumamos la llegada de los hijos, ahorrar se torna más difícil. En esta carrera en la que “nunca alcanzamos la meta”, comprometemos todo, hasta la salud. La de la persona y la de su familia.

4- Un boom que terminó: el boom que se logró en el pasado, con tasas en negocios inmobiliarios exponenciales, hoy presenta márgenes más realistas. Esto hace que con dos operaciones no nos salvemos sino que necesitemos de algunas más. Un amigo mío siempre me decía que ganaba más con las inversiones en Eidico que con su propio trabajo. En esta época veo difícil que se cumpla esa realidad. Ante esto, me pregunto qué va a ocurrir con la cabeza de nuestros jóvenes dentro de 5/10 años y si el mundo va a lograr encontrar el hueco para sus crecientes demandas y su corto plazo. Me pregunto qué pasará con sus mentes. Si lograrán equilibrarse o seguiremos sufriendo enfermedades, como el estrés, la paranoia, el burn out, cada vez más comunes. Me pregunto si las familias podrán guardar la calidad y contención de sus líderes, sin que se quiebren más de la cuenta. Me pregunto si las empresas apostarán por seguir aportando mayor equilibrio y si podrán perder su economía para sostenerse sólidas en el tiempo.

Nuestro aporte, desde Eidico

Eidico nació y creció encontrándole la vuelta a estos dilemas. Fuimos siempre primeros en proponer soluciones. Eidico Tierra y Eidico Casas son ejemplo de ello. Creo que ése es nuestro desafío más grande de los próximos años: darle una oportunidad a todos para que puedan destinar al ahorro un porcentaje de su sueldo, por más bajo que sea. Debemos seguir creando productos que permitan a los jóvenes entrar en el mundo de la capitalización, a través de cuotas muy bajas, de 500 a 1000 pesos. Estoy seguro de que podemos aportar una buena palanca para que las preocupaciones anteriores no lleguen a opacar lo lindo de la vida.