Tanto la Ciudad de Buenos Aires como la Provincia están siendo proactivas en la construcción sustentable. Favorecen regulaciones en pos del cuidado del medio ambiente. Desde aislación térmica hasta reutilización de agua de lluvia, todo suma a la sustentabilidad.
Texto: Mónica Fernández – IG: @tudineroxl
2019 arrancó con nuevos Códigos Urbanísticos y de Edificación para la Ciudad de Buenos Aires. Fueron aprobados por la Legislatura porteña en diciembre del año pasado. Las dos leyes establecen nuevas normas y limitaciones para las construcciones. Y definen seis categorías de alturas para los edificios. Habilitan, además, los denominados “microambientes” de 18 m2. Y, lo que es muy importante en beneficio de una construcción más sustentable, permiten modelos de arquitectura inclusiva, que significa nuevos materiales y sistemas de construcción.
Entre lo más relevante, el código exige en algunas construcciones las “terrazas verdes” o “techos blancos”. Estos permitirán absorber el calor en días de temperaturas elevadas y prevenir inundaciones por la recolección y el uso del agua de la lluvia.
La nueva normativa de la Ciudad moderniza y adecua el código que se encontraba vigente. Su última actualización se había hecho en 1977, una época “en la que no se tomaban en cuenta los criterios de sustentabilidad, equidad e integración”, según detalla el Gobierno de la Ciudad. Es, sin duda, un avance. Aunque profesionales de distintas áreas subrayan que aún se “atrasa” respecto de los países desarrollados en temas como la eficiencia energética.
¿Cómo se trata el tema en la Provincia de Buenos Aires?
“La Provincia de Buenos Aires es pionera en normas que promueven el ahorro energético en las construcciones. Así también, en la consecuente reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, mejorando el confort y la salud de los usuarios”. Así lo explica Federico García Zúñiga, consultor técnico de Andima, la Asociación Nacional de Industrias de Materiales Aislantes.
Se refiere a la Ley 13.059 de Acondicionamiento Higrotérmico de 2003, que fue reglamentada en el año 2010. “Esta ley exige una aislación térmica eficiente en muros, pisos y techos. Esto aplica a todas las construcciones nuevas y a remodelar, públicas y privadas, correspondiente al Nivel B (medio) según la Norma IRAM 11605. Es el primer gran paso hacia la sustentabilidad en las viviendas y edificios”, remarca.
También los municipios de la Provincia de Buenos Aires están siendo proactivos en temas relacionados a sustentabilidad en las construcciones. “Cada administración promulga ordenanzas sobre diversos temas que colaboran con el planeta y el ahorro de recursos. Sin embargo, la mayoría de las veces se realizan en forma aislada. Surgen como reacción frente a alguna contingencia y sin un marco general”, advierte el especialista. Y remarca que “son importantes las acciones de la Secretaría de Energía y Minería en el etiquetado de eficiencia energética de viviendas como referencia a nivel nacional”.
Casos concretos
Acciones concretas en este sentido ya están operativas. En La Plata se deben utilizar sistemas de reutilización de aguas de lluvia en obras privadas. Esto es para colectar las aguas de las precipitaciones y aplicarlas a la limpieza de veredas, estacionamientos, patios y sistemas de riego.
En muchos municipios se encaró la renovación del alumbrado urbano con lámparas de tecnología LED. Éstas son de menor consumo energético, mayor vida útil y menor mantenimiento.
¿Cómo encara el mundo la sustentabilidad en la industria de la construcción?
“A nivel mundial, la tendencia es a ir aumentando y ampliando las exigencias de ahorro de recursos como energía y consumo de agua. Así también, a utilizar menos materiales, más ecológicos, durables, renovables, reciclados y/o reciclables. Esto contribuye a reducir el impacto de la construcción en las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera”, aporta García Zuñiga.
“Estas estrategias comienzan aprovechando las condiciones del lugar. Pero, sobre todo, reduciendo la demanda de energía a través de grandes espesores de aislación térmica. Esto permite utilizar menos equipos y sistemas de climatización -cada vez más eficientes-. Y se cubre esa poca energía que se requiere con energías renovables como paneles fotovoltaicos, para generar energía eléctrica, o colectores solares, para el calentamiento de agua”. Así lo explican desde Andima.
“La aislación térmica eficiente en las construcciones, además de ser obligatoria, es muy ventajosa para el medio ambiente. Reduce notoriamente el uso de energía. Si en la Argentina predominaran edificaciones con aislamiento térmico eficiente, el país lograría un ahorro de energía usada para climatización del 70% en un año”, define Javier Maltz, Presidente de Andima. “Cabe agregar que la aislación térmica eficiente es económica y sencilla de aplicar. El costo de una aislación térmica eficiente de una vivienda puede variar dependiendo de la tecnología utilizada, la tipología y características de la vivienda. Pero en términos generales este costo puede variar en el orden de un 1,5% para una vivienda nueva”.