A raíz de una experiencia que tuve, me pidieron que escribiera algo sobre “responsabilidad social”.
Hoy, con la vorágine en que pasan los días nos olvidamos frenar dos minutos y pensar en el que está al lado en el trabajo, en el bondi, tren, en la calle, en nuestras casas.
Si googleamos se encuentra info sobre responsabilidad social corporativa, ambiental… para mí lo importante acá es la responsabilidad social individual, todos formamos parte de una sociedad en la que somos responsables tanto de lo bueno como de lo malo. Para que la balanza de positiva cada uno tendría que hacer algo, grande, chico, mediano, lo que sea, pero concreto por los demás empezando claro, por uno mismo.
Yo tuve la suerte de que me inviten a formar parte de un grupo de clowns que van todos los domingos (o sábados) al hospital de Vte. Lopez. El objetivo es simplemente hacer que la gente internada en un mal momento, se olvide un rato de su enfermedad, se ría un poco y cargue pilas para seguir!
Cuando empecé esto era solo juntarse en la semana con 4 o 5 mas (y el que nos dirige, “profesor payaso”) a practicar algunas técnicas para poder ir al hospital, ese era el desafío y lo que me motivaba. Ya recibido por el profesor y creyéndome listo y canchero para tal experiencia, llego el día…
Nunca más en la vida me voy a olvidar de ese primer Hospital, fue como retroceder mil casilleros. Todo lo que pensaba que sabía y había aprendido en las clases no servia para nada, el público era realmente particular, y casi no me salían dos palabras seguidas. Las habitaciones son compartidas entre ocho pacientes, cada uno esta en su mundo… hay mezcladas personas en estado muy grave y otras no tanto. También, hay dando vueltas algunos familiares de visita, esa es la escena.
Ese primer día pensaba que no podía hacer mucho, que no iba a ser un gran éxito. Esto, hasta que terminé. Me fui a casa, me pegué un baño y pensé en cada persona a la que le hablé, cada paciente al que le dije – Hola, cómo te llamas? Yo soy Pacho… andaba por acá y quería saludarte…– Simplemente eso (con un colorido vestuario, obvio) hacia que se le transforme la cara a la gente y agradezcan realmente de corazón, (algunos haciendo un enorme esfuerzo para hablar, mirar, mover una mano o escuchar) ese gran minuto de color, en un día que no tiene mañana ni tarde ni noche, es todo igual…
Después del baño sentí un cansancio extremo, la energía que te consume es increíble, pero el espíritu está renovado, uno se lleva mucho más de lo que da. Luego dormí unas catorce horas seguidas…
Y vinieron muchas visitas más con anécdotas distintas, la mayoría buenas. Por ejemplo nos paso que sacábamos fotos y algunos familiares nos pedían que se las mandemos por mail; esto hacia que nos respondan con algún agradecimiento, que en el contexto vivido, es la mayor recompensa. Lo quiero compartir con ustedes:
“Queridos payasos: les cuento que operaron a papa, le hicieron 3 bypass a falta de uno. Salió todo bien, ya esta comiendo renegando igual con lo de la sal que no puede comer, pero esta bien gracias a Dios. Quiero agradecerles de corazón que lleven un poquito de alegría a la gente, es admirable, ya estoy llorando, esto me puso sensible pero no esta mal aflojar de vez en cuando. Mil gracias otra vez. Uno de estos domingos los voy a ver al hospital.” Ale
Lo mío es sólo una anécdota, el cambio y la responsabilidad social está al alcance de todo el mundo, desde el lugar que a cada uno le toca, como sea, la idea es activar.
Les recomiento un video que hicimos a fin del primer año de Alegrañatas, clown de hospital:
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Eduardo Machado, Jefe de Finanzas Eidico Inversiones.[/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]
