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Por María Ducós

La creatividad es ese knowhow que nos mantiene vivos a pesar de las crisis.

Las ideas surgen cuando te estás lavando los dientes o en la cola del supermercado. Es difícil que los hitos en innovación se den en una oficina, frente a una computadora.La cabeza necesita estar despejada, aireada, en contacto con la cotidianeidad del mundo para crear.

Partiendo de la base de que no somos Dios y por lo tanto no podemos inventar de la nada, la creatividad para el común de los mortales se cimenta en la capacidad de recombinar ideas ya existentes y conceptos tradicionales para desarrollar nuevos escenarios. Los consumidores tienen ansias de proyectos que emocionen, de productos que establezcan un fuerte vínculo con la marca, que sean genuinos y que impacten en la vida cotidiana de las personas.

Ante un usuario libre, flexible, informado y exigente, los emprendimientos futuros requerirán estética, humor y autenticidad en todos sus procesos para cazar a sus potenciales clientes del cuello y traerlos, siempre con libre albedrío, para sí. Queremos aumentar las ventas, los consumidores ya buscan otra cosa, la competencia se nos está acercando, dicen por los pasillos algunos jefes de marketing, o por lo menos estos pensamientos suelen estar instaladosen sus cabezas y no pueden quedarse sentados, esperando que las cosas cambien: hay que actuar ya.

Internet ha jugado un papel importantísimo en los procesos de innovación tanto en las grandes empresas como en los pequeños emprendimientos, no sólo como difusor, sino como facilitador de la interacción con el usuario. Esta chica que consume series online, que se compra botas para el invierno por el shop de la página de Paruolo y que hace las compras del supermercado a través de una pantalla invierte tiempo, porque todas esas horas que se ahorró gracias a la tecnología, las reutilizó en concebir bienes creativos. Internet pasa a ser un escenario de enorme colaboración.

Cambio de personalidad

El consumidor se convirtió en un prosumidor que se abastece de determinados productos para crear una imagen y transmitir quien es. Las empresas más innovadoras están al tanto de esto, estudian nuestros gustos y preferencias para complacernos con sus productos y el mercado se convierte en un consumismo á la carte.

Pero la estrategia en voga está en invitar a que los usuarios participen de todas las etapas del proceso: desde que se propone la idea y se ejecuta hasta que el producto sale a la venta. Si se logra captar a ese mismo usuario como tester de calidad, ¡EUREKA! Además de ahorrar procesos    -lo que implica una disminución de los costos de promoción y difusión- se logra una fidelización genuina de los que luego serán los primeros consumidores.

Este procedimiento facilita la co-creación y actúa como un cazador de talentos entre el enorme universo del conocimiento disperso. Se ha pasado del consumo de bienes de confort al consumo de bienes creativos, requiriendo un poco del trabajo de ese consumidor formado e informado para convertir a aquellos productos de valor en oportunidades comerciales. Además, el consumidor responsable tiene un poder gigantesco para torcer los estilos de vida actuales y hacer del consumo humano un consumo sostenible y en completo diálogo con la preservación del medio ambiente.

Fenómeno del Storytelling

La necesidad de contar historias es tan antigua como las personas mismas. Para entender el mundo en que vivimos, se buscan territorios comunes como base para contar relatos que nos unan: esto es lo que llamamos economía de innovación. Se intenta vender productos entreteniendo, mostrando una radiografía universal a través de narraciones individuales y cotidianas de miles de personas.

En el arte de contar historias se descubre que es más lo que nos une que lo que nos diferencia. Frente a un problema, lo primero que necesita la gente es un oído, y lo segundo una buena historia contada con los cinco sentidos. La fortaleza de ese relato no se transmite con la perfección, sino con la comprensión, y el respeto se logra cuando nos ponemos en la piel de nuestros receptores. La emoción se consigue cuando somos genuinos, cuando nuestra historia además de ser verosímil, se conecta con las experiencias de los lectores.

Como las personas somos historias, no hay mejor tema en una historia que nosotros mismos. Nuestros relatos atraen a los demás, nos ofrecen posibilidades de comprendernos a través de casos concretos con personas de carne y hueso como protagonistas. Por eso es que la publicidad convencional ya no funciona, porque se impone, transgrede nuestra libertad. Y en este mundo con déficit de amor, nada tiene más fuerza que empatizar con emociones.

No trates de contarme quien sos, demostrámelo

Los famosos influencers son los que comienzan a marcar la cancha de juego. Estas personas tienen un deseo irresistible por generar el cambio, cuentan con una sensibilidad asombrosa y la ciudad suele ser el territorio de donde captan y absorben las próximas tendencias. Ese tacto también se pone al servicio de la comunicación con el público en el que queremos influir.

Las empresas innovadoras deben crear un lenguaje propio, un dialecto exclusivo de la compañía con su público: ese es el primer paso para poder innovar eficientemente. Hemos pasado de la transacción a la relación con el producto y de ahí a la experiencia como usuario. Y eso mismo, las diversas experiencias son las que hablarán, las que demostrarán las mejores cualidades de nuestro producto o servicio.