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Los indicadores muestran que la economía empieza a ponerse de pie y cerraría el año con un crecimiento de entre 2,5% y 3%. El avance no es homogéneo y hay sectores que aún no ven claramente la recuperación. El consumo todavía muestra altibajos, especialmente en productos masivos como ventas en supermercados y centros comerciales.
Por Mónica Fernández
Los tan esperados brotes verdes, finalmente van apareciendo. Con velocidades diferentes en los distintos sectores de la economía ciertamente, pero están enraizando.
Las cifras oficiales, con las que ahora sí coinciden las estimaciones privadas, entusiasman. La actividad económica medida por el INDEC mejoró 4,2% en junio y 4,9% en julio (últimos datos disponibles), respecto del mismo mes del año anterior. Sin embargo, aún hay mucho camino por recorrer ya que apenas se estarían recuperando los niveles de 2015, tras el desplome del PBI en 2016. (El PBI –Producto Bruto Interno- es un indicador que engloba el valor de toda la economía de un país).
El consenso de los bancos y consultoras relevados por la firma Focus Economics prevé un aumento del PBI del 2,6% en 2017, con lo que terminará apenas por encima del nivel de 2015, y 2,7% en 2018. La mejoría general llevó incluso al Fondo Monetario Internacional (FMI) a reevaluar sus pronósticos: elevó de 2,2% a 2,5% la proyección de crecimiento de la economía argentina para este año y estimó que la inflación se ubicará en 22,3 %. Al dar a conocer en Washington su informe sobre Perspectivas de la Economía Mundial, con el que da inicio a la asamblea conjunta con el Banco Mundial (BM), el FMI proyectó que la economía crecerá también un 2,5% en 2018 y que la inflación caerá a 16,7%.
Hay otros economistas y consultores más optimistas que ponen la vara en 3% como es el caso de JP Morgan, Barclays o el centro de estudios de Orlando Ferreres. Medio punto más o menos, lo rescatable es que la economía local vuelve a encender motores.
“La economía crece actualmente a tasas en torno al 5% anual (en sus mediciones mensuales), si bien seguimos proyectando un crecimiento de 2,8% para todo el año. Los buenos datos de recaudación tributaria actuales permitirán al gobierno cumplir su meta de déficit para el 2017 (4,2% del PBI), pero la meta de 2018 (-3,2%) luce más desafiante”, evalúa Marcelo Elbaum, economista y gerente de negocios institucionales de Allaria Ledesma, dejando bien en claro que el panorama aún no está del todo despejado.
“Pasadas las elecciones legislativas, el gobierno deberá enfocarse en demostrar cómo irá enfrentando los actuales problemas de la economía: inflación con un piso en 1,5% mensual, déficit fiscal y comercial, impuestos distorsivos que quitan competitividad, y otros temas”, analiza el economista.
Sectores que pusieron primera
Los sectores que, hasta el momento, más reflejan el cambio de tendencia son el agro (entre 4% y 5% comparado con 2016) y la construcción. Este último sobresale con un incremento interanual de 15,7%. Se debe, en buena medida, a la gran cantidad de obra pública iniciada o retomada. Además, los emprendimientos privados avanzan gracias al resurgimiento del crédito hipotecario, y a la buena recuperación en los precios. La industria manufacturera también está entre las que, según el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), más creció en los últimos meses.
El consumo, que venía escaleras abajo desde 2016, también recupera terreno lentamente. La mejora es selectiva y los segmentos a los que más les está costando arrancar son los de consumo masivo, como supermercados y centros comerciales.
De todos modos, y de acuerdo a datos del INDEC, la venta en comercios mayoristas y minoristas aumentó casi 5% interanual. Esto podría estar indicando un cambio en la tendencia para la última parte del año.
El rubro hoteles y restaurants, que le toman el pulso a cuánto dinero excedente puede la gente gastar tuvo un avance de 3,3% en julio comparado con el mismo mes de 2016. Otro segmento que está expandiéndose es el de la venta de autos y motos. El primero registró un avance de 19% y el segundo de 49%.
Los cálculos oficiales para el consumo privado en 2017 marcan un crecimiento de 2,5%. Representa un guarismo que está algo por debajo del desarrollo que se espera para el PBI (3%). Esto se debe, según explican los especialistas, a que los salarios aún están retrasados en términos reales.