Por Ezequiel Marolda
Les buscamos una “buena” escuela, hacemos un esfuerzo económico importante (cada vez más…) mes a mes para que reciban educación bilingüe y pasamos horas arriba del auto llevándolos y trayéndolos de una larga lista de actividades –desde deporte hasta música y arte- para completar una formación integral que los prepare con las mejores herramientas para encarar con éxito la vida.
Todo un plan que parece meticulosamente pensado. Pero, ¿cuánto tiempo le dedicamos a educarlos financieramente?. ¿Qué no es un tema para niños?. Sí lo es, y como la mayoría de los valores que nos acompañaran a lo largo de la vida se deben aprender desde pequeños. Así como la solidaridad, el respeto y el fair play hay que inculcarlos desde la cuna, el valor del dinero, la importancia de cuidarlo, de ahorrarlo para llegar a una meta tienen que estar presentes en los primeros años para generar, poco a poco esa cultura que nuestros abuelos tenían. Esa cultura que transmitieron a nuestros padres y que quizás a los que hoy rondan los 40 no les llegó del todo clara en medio de los avatares e impredecibilidad económica que golpearon a la Argentina.
Si queremos hijos independientes y exitosos, no perdamos mas tiempo en enseñarles la importancia del ahorro, de ponerse una meta y de comprender que el dinero es un medio y no un fin en sí mismo. Lo primero es predicar, claro, con el ejemplo.
Se les puede enseñar, conforme la edad, a gastar con criterio su dinero, a tomar la decisión de ahorrarlo, de privarse de comprar algo hoy para llegar a comprar algo que desean más dentro de un tiempo. Desde los pesos que llevan para el recreo hasta, cuando son adolescentes, la cantidad de su mensualidad que gastan en una sola salida con amigos.
Es un camino más arduo que el de la satisfacción inmediata, y mucho más si el bolsillo de los padres acompaña. Que más fácil que abrir la billetera y dejar de escuchar por un rato los pedidos insistentes de nuestro hijo, o salir corriendo a comprar la última versión de ipod y hacerse acreedor de inmediato a una catarata de promesas por parte del adolescente de la casa … que seguramente se desvanecerán pronto. ¿Y si mejor, lo incentivamos a que junte parte del dinero, evitando algunos gastos?. Eso es educar. Una posibilidad es usar en casa el método del matching ($1/$1) que utilizan las empresas para brindar a sus empleados un fondo para el momento del retiro. Por cada peso aportado/ahorrado por el pequeño los padres aportaran una suma igual de manera de ayudarlo a llegar a la meta que puede ser desde un juguete, hasta una computadora nueva.
Es un esfuerzo que dará sus frutos. Lo que no cuesta no se valora y criar hijos que satisfacen inmediatamente todos sus deseos materiales no hará adultos responsables en el uso del dinero, adultos jóvenes que puedan discernir y elegir entre comprarse un auto y gastarse buena parte de su salario en pagar patente, seguro y combustible, o “sacrificarse” viajando en colectivo e invertir ese dinero en un terreno que algún día podrá dar pie a su primera casa.