Por Mónica Fernández
Cada uno llega a la pareja con una manera propia de organizarse económicamente, con sus prioridades y su propia estructura mensual de gastos “extras”, que no necesariamente serán las mismas del otro/a.
Los primeros roces pueden empezar entonces al poco tiempo de arrancar la convivencia o el matrimonio. La cuota del gimnasio, almorzar afuera todos los días con las chicas de la “ofi” o viajar en taxi en vez de hacerlo en colectivo, puede ser un gasto “imprescindible” para uno y un despilfarro para el otro.
Cuando las finanzas personales se convierten en finanzas de pareja, comunicación y diálogo son el primer mandamiento. Poner las cosas blanco sobre negro desde el primer día, establecer prioridades y atar acuerdos (aprendiendo a ceder), será el camino más seguro para evitar que los temas económicos terminen arruinando la vida en pareja.
“Si no quiere tener problemas, hable de dinero con su pareja desde el comienzo”, aconseja Marcelo Elbaum, economista y autor del libro “Hombre Rico, Hombre Pobre”. “La clave del éxito de una pareja reside siempre en “entenderse y acordar”. Hay que ponerse de acuerdo en cómo se quiere vivir, establecer objetivos, determinar que significa progresar para cada uno y a qué se está dispuesto para lograrlo”, puntea el economista y agrega inmediatamente: “es muy importante buscar ese entendimiento suspendiendo todo juicio crítico del estilo ‘vos solo despilfarras’”. Como último escalón, Elbaum recomienda “establecer un presupuesto para no gastar más allá de los recursos disponibles y alcanzar las metas u objetivos que se plantearon”.
¿Lo tuyo… lo mío y lo nuestro?
Ahora bien, pasar de la teoría a la práctica no siempre es sencillo. Y las discusiones por dinero suelen ser recurrentes especialmente en los primeros tiempos de una pareja. Según los consejos del “Programa de Educación Financiera” que encaró el Banco de España, “la primer decisión a tomar es hasta qué punto unir o mantener separadas las cuentas bancarias. Un arreglo que puede dar buen resultado –aseguran- es distinguir entre “lo nuestro”, “lo tuyo” y “lo mío”.
“Las cuentas para “lo nuestro” –explican- deben tener prioridad sobre las personales y dentro de esta categoría conjunta están todos los gastos comunes de la casa: desde comida hasta salidas, arreglos, mantenimiento e impuestos. También las inversiones o el ahorro que la pareja decida encarar para unas vacaciones futuras o para acceder a cambiar de casa o cualquier meta que se hayan establecido”.
Las cuentas individuales, serán una pequeña porción del ingreso, o el remanente que quede después de abastecer la cuenta común. “Una cuenta separada no implica una falta de confianza en la pareja, ni tiene por qué ocultarse su existencia. Estas cuentas sirven para tener cierta libertad para ahorrar o gastar el dinero propio como cada uno crea más conveniente, y puede evitar muchas discusiones”, aconsejan en el programa español.
Esta fórmula, siempre que sea encarada con honestidad y de común acuerdo puede contribuir a que cada uno se sienta cómodo, especialmente en los primeros años de matrimonio, quizás antes que lleguen los hijos, cuando la estructura de gastos y prioridades cambian radicalmente.
Puede tomarse como una formula a largo plazo, o como una transición a una segunda etapa, donde no sea necesaria esa pequeña separación ya que se habrá logrado que, aunque el pozo sea 100% común cada uno sabe que tiene la libertad para hacer algunos “gastos” sin consultar ni rendir cuentas.
Vivir en pareja sin que el dinero y las finanzas sean un tema de discusión es posible si cada uno de los integrantes pone su granito de esfuerzo. Los tips básicos son:
1- Diálogo, confianza y tolerancia, son tres atributos que no pueden faltar en el menú. Sin ellos no será posible pasar a los dos pasos siguientes.
2- Armar en conjunto un plan de gastos, respetando los gustos y necesidades de cada uno para asignar al ítem “extras”. Establecer y respetar, en qué casos usarán la tarjeta de crédito para evitar sorpresas y discusiones a fin de mes!!. El plástico desdibuja un poco el verdadero valor de lo que se está comprando y puede hacernos “tentar” por demás. Varias tentaciones…nos llevan a la quiebra
3- Establecer un plan de ahorro a mediano y largo plazo con objetivos definidos que fortalecerán la confianza de la pareja y resultará también un respaldo (y un alivio) en caso de alguna contingencia, como puede ser la pérdida del empleo o un choque que requiere de cierta inversión para reparar los daños en el auto.