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Por Mateo Salinas
El Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires informó recientemente que en mayo de este año se escrituraron 2898 viviendas en la ciudad, lo que arrojó una caída en las operaciones del 15,4 por ciento si se lo compara con el mismo mes de 2013. Lamentablemente, esta cifra es otra muestra de los pobres resultados que viene exhibiendo el mercado inmobiliario en los últimos años.
Asimismo, es importante destacar que, además de la caída de las operaciones, el mercado ha presentado un marcado descenso de la rentabilidad y un achicamiento de su capacidad. Hemos ido bajando el ticket y la calidad de diseño de los m2 que se hicieron en los últimos años, donde el monoambiente se ha llevado casi el 60% de los últimos lanzamientos o más. Por otra parte, mucho se habla de cómo ha crecido la problemática para conseguir vivienda, algo esencial y que a nadie le debería faltar, aunque poco se dice sobre cómo ha bajado la calidad de las mismas.
Es increíble que en este contexto, no se hayan logrado impulsar acciones que realmente busquen poner este mercado en movimiento. Por el contrario, la creciente inflación, la presión impositiva y la suba de las tasas municipales, están logrando que cada vez más la posibilidad de la casa propia se aleje de la gente.
No obstante el difícil panorama que se presenta, creo que el desarrollo del esquema cooperativo para adquirir una vivienda puede ser una solución para las familias. Este sistema,se viene desarrollando con éxito especialmente en la zona Norte de Buenos Aires y en los últimos años se expandió al interior del país, esto se refleja en el aumento en las suscripciones realizadas entre los años 2009 y 2013 que evidenciaron un crecimiento promedio del 63% en estos 5 años, marcando un pico máximo de adherencia al sistema el año pasado.
Lo que propone puntualmente el esquema cooperativo es adquirir un lote que puede pagarse en cuotas y en pesos, en un plazo corto de tiempo. El beneficio principal de este método es que, al ser en pesos, se encuentra a salvo de la debacle inmobiliaria que provocó (y provoca continuamente) el cepo cambiario. En este caso, el producto principal es el lote – que representaría al departamento más chico de todos que, en la mayoría de los casos, es una meta muy lejana e imposible de alcanzar. Esta opción traslada el departamento hacia la mínima expresión, el lote, ya que en este contexto hasta el monoambiente puede quedar lejos. De esta manera, la familia puede asegurarse la tierra, y construir luego su vivienda.
Creo firmemente que estamos llegando al final de este difícil periodo, pero sólo será posible si aportamos soluciones innovadoras que permitan un cambio de aire y que logren adecuarse a las necesidades de la gente. El sueño de la casa propia es el sueño de todo argentino, por eso aquellos que estamos en el mercado inmobiliario tenemos la responsabilidad de que el techo no sea sólo un privilegio de pocos, sino de todo argentino.