Otro año de formación integral en oficios
En la Argentina, para muchas personas, la educación –como derecho universal– constituye una declaración no cumplida. Sólo el 56% de la población argentina en edad de trabajar tiene estudios secundarios o superiores finalizados. A título individual, representa un problema grave para las personas que no poseen estudios. Pues poseen menos opciones o alternativas de calidad.
Hace unos años, me conmoví leyendo una parte del discurso de Martin Luther King. Decía que la constitución y la independencia de su país le otorgaban a todos los ciudadanos un pagaré con la garantía del derecho a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Sin embargo, la comunidad afroamericana tenía en sus manos un cheque que había sido devuelto con el sello de “fondos insuficientes”[1].
En todos estos años, desde Fundación Oficios, hemos visto progresar a mucha gente (más de 5.000 hombres y mujeres). Cada una de esas personas fue a su caja de íntima de seguridad, buscó sus últimos ahorros y depositó en nosotros su confianza. Nosotros hemos buscado docentes profesionales de su oficio y apasionados por enseñar. Siempre hemos exigido, a alumnos y a docentes, su compromiso y dedicación. De esta manera hemos devuelto aquel depósito de confianza inicial, con todo su capital más los intereses.
En este marco, el 11 de marzo Fundación Oficios vuelve a abrir sus puertas. Con la misma adrenalina, el mismo espíritu y empuje que aquel martes 17 de octubre de 2006.
El primer día de clases está repleto de emociones encontradas. Hemos escuchado el primer día un “No… me bajo, no voy a poder”. A fin de año se ha convertido en un “Voy a cumplir el sueño de mi vida: ser plomero”.
Pensamos a la educación integral en oficios como un espacio para igualar tanto el acceso al conocimiento, como la autonomía y el pensamiento crítico. Y también lo pensamos como vehículo para acceder al “derecho a la libertad y a la búsqueda de la felicidad”.
Sergio Moreno
Director Ejecutivo de Fundación Oficios
[1] Discurso pronunciado el 28 de agosto de 1963 delante del monumento a Abraham Lincoln en Washington, DC, durante una histórica manifestación de más de 200,000 en pro de los derechos civiles para los negros en los EE.UU.