Sergio Moreno, director ejecutivo de Fundación Oficios, comparte cómo se brindan las clases virtuales en tiempo de cuarentena. Y habla sobre el proyecto de confeccionar barbijos para el Municipio de Tigre por parte del curso de Confección de la Fundación.

Puertas adentro

Hoy la Fundación Oficios no se mueve, pero intenta llegar a la casa de cada alumno. ¿Por qué? Porque, desde 2006, cada vez que inscribimos a un alumno o alumna, asumimos el compromiso de dictar clase. Y pensamos cumplirlo, pues en nuestra palabra está nuestra razón de ser. Eso no va a cambiar, porque siempre acompañamos y estamos. Salvo que nos lo pidan, no le vamos a soltar la mano a ningún alumno.

¿Qué hacemos hoy?

Hacemos el mismo trabajo y con el mismo espíritu. Creamos un grupo de Whatsapp en cada curso para convocar a las clases. Enviamos pautas de trabajo, que intentan ser claras y ordenadas, con el permanente cuidado de no saturar con el exceso de información o exigencia. En función de las posibilidades de los alumnos y de cada docente, trabajamos con distintas plataformas para intentar que no quede nadie afuera (utilizando videos, tutoriales y otros recursos).

¿Y cómo hacen los docentes?

Qué contar sin que nos tiemble la pera… Desde hacer los videos, incentivar a sus alumnos, hasta mostrar y/o desarmar accesorios de sus casas para enseñar. Los docentes están dando lo mejor.

 ¿A qué ritmo?

Intentamos que cada curso vaya al ritmo del último. Al no haber presencia y no poder registrar los ánimos o gestos, tenemos que ser mucho más cuidadosos.

 ¿Qué hacer ante la no participación?

Lo mismo que en las clases presenciales. Llamar, acompañar y entender que, al igual que en las clases regulares, la gente puede faltar, sentirse mal, o atender cuestiones más relevantes (que muy probablemente las haya). Al igual que todos, no estábamos preparados para esto, pero esperamos aprender. Algo nos tiene que dejar esta experiencia para mejorar nuestra manera de enseñar: entender mejor, acompañar mejor, ser más empáticos, potenciar a nuestros docentes, encontrar mejores maneras de enseñar y fundamentalmente reconocer nuestro límite y alcance.

Ahora puertas afuera, ¿hay algo que podamos hacer?

Sí, no salir de nuestras casas y ponernos creativos en función de los demás. Alguien a quien admiro y quiero mucho me dijo: “Si existiera Superman, o Superwoman, hoy les pediríamos a gritos que se queden en sus casas, que sean responsables, que hagan caso a las autoridades, y si les tiembla la capa, que se la banquen.” Por vos, por mí, por nuestros seres queridos y nuestros vecinos, más que nunca hagamos caso. Intentemos dar lo mejor de nosotros dentro de lo que está a nuestro alcance. ¿Y si no nos sale? Tenemos mañana para intentarlo mejor.

 ¿Qué hacemos e hicimos desde la Fundación Oficios? 

Casi lo mismo que en nuestros días de libre movilidad: escuchamos, pensamos, pensamos, escuchamos y seguimos pensando. Anotamos, pensamos y después de pensarlo actuamos y lo compartimos para que otros lo mejoren.

En concreto, el día antes de empezar la cuarentena, nos lavamos las manos y fuimos a la Fundación a buscar todos los barbijos que eran para los cursos para llevarlos al Municipio de Tigre. Cecilia Ferreyra, secretaria de Acción Social e Inclusión, nos devolvió el desafío de conseguir más.

Lo pensamos, lo compartimos con nuestro Consejo, docentes y personas ajenas a la fundación. Y así surgió la idea de convocar a egresadas, para que desde sus casas pudieran confeccionar barbijos.

¿Cómo? 

Bajo la supervisión de la docente, podían participar egresadas, sin moverse de su casa, siempre y cuando tuvieran sus máquinas en funcionamiento, no ser factor de riesgo o vivir con alguien en esa condición y respetar las pautas de higiene en el proceso de confección.

El Municipio conseguía la tela, asumiendo la movilidad de los recursos, deslindando responsabilidades a la institución, garantizando la higiene en el traslado de los materiales y el retiro de los barbijos una vez confeccionados.

 ¿Hubo respuesta?

Sí, se anotaron más de 100 egresadas y más de 200 personas que no cursaron, pero que querían participar igual.

En conjunto con el Municipio se definió convocar a 24 egresadas que estuvieran más cerca entre ellas, reduciendo al mínimo el movimiento de recursos.

 ¿Qué pautas se siguen?

Gracias a una especialista de seguridad e higiene, se socializaron pautas de higiene y limpieza en la recepción de las telas y la limpieza adecuada de las herramientas y el espacio de trabajo, todo vía Whatsapp.

 ¿Se les presentaron inconvenientes?

Sí. Pero la mirada crítica, la seriedad y el profesionalismo del Municipio y las personas cooperan permiten saltearlas a cada paso.

 ¿Cuántos barbijos van a poder hacer?

Las costureras recibieron los materiales ayer y mañana se hace el retiro. Con la tela que el Municipio consiguió por donación, vamos a confeccionar 1.400 barbijos. No es ni más ni menos que nuestro grano de arena.

 ¿Nos queda gusto a poco?

No, porque tenemos que aprender que en este momento lo mejor es quedarnos en casa. Esperar más donación de tela que nos permita aportar otro granito más.

 ¿Y qué pasa en otros municipios o instituciones?

Muchas instituciones educativas se están moviendo para producir respiradores con impresoras 3D, máquinas de coser para producción de sábanas, camisolines, barbijos e insumos necesarios.

La recomendación es siempre la misma: reducir la movilidad al mínimo, cuidarnos, lavarnos las manos, ponernos a disposición para cooperar con las autoridades y que nuestra buena voluntad coopere con la fluidez de sus acciones.

 Sergio Moreno, director ejecutivo de Fundación Oficios

Las fotos fueron tomadas un tiempo atrás, durante el curso de Confección; no son actuales. Por medidas precautorias, no estamos tomando fotografías en estos momentos. En la confección de los barbijos se aplican todas las medidas de seguridad e higiene para evitar el esparcimiento del virus.