Desde un principio los propietarios de Villa Nueva aportaron a través de las expensas un monto destinado para la construcción de una capilla. El año pasado se llegó a recaudar lo necesario para construir la platea de lo que será el futuro templo ubicado al lado del barrio Santa Catalina. Agustín Espina, sacerdote que hoy acompaña a Villa Nueva y Santa María de Tigre, nos contó lo que se fue formando en estos dos años desde su llegada.

 

Participación de todos

A través de los años, Villa Nueva fue adquiriendo una identidad propia gracias al crecimiento de los barrios de Eidico, las familias que se fueron sumando  y la participación de todos para hacer de este lugar, el hogar de muchos.  La misión de Eidico es, principalmente, nuclear personas y así desarrollar comunidades que generen oportunidades para afrontar las necesidades vitales en cada etapa de la vida.

Una comunidad a través de vínculos

“Llegué hace dos años y me impresionó lo que vi. Hace más de diez  que no venía. Muchos nuevos emprendimientos fueron cambiando la geografía de la zona”,  comentó el Padre Agustín sobre sus primeros días. El año pasado comenzaron con la construcción de un templo que contempla el crecimiento de los barrios que la rodean y podrá albergar a quinientas personas.

La Mascota y El Arco son barrios que rodean Villa Nueva y están pastoralmente atendidos por la parroquia de Benavidez. De a poco, y por temas puntuales, fueron teniendo reuniones y construyendo un vínculo.

Los barrios se fueron llenando de familias pero todavía faltaba algo que genere una unión común. Faltaba la Iglesia en el barrio. “El templo puede acompañar y ayudar a que se genere una comunidad que se va haciendo a través de vínculos y una historia caminada juntos”, resaltó el Padre Agustín. El templo en construcción será factor de encuentro entre la gente y  Dios.

Creciendo juntos

Hoy son alrededor de cien personas las que asisten a misa el domingo. “Es una comunidad joven con hijos pequeños. A veces parece un jardín de infantes”, recuerdó Agustín con un gesto de calidez y alegría en su rostro.

“El sueño es seguir creciendo no sólo en cantidad de personas o familias, sino formando una identidad cristiana amplia. Una humanidad profunda con valores que alimenten estos nuevos barrios”, comentó Agustín mientras proyecta el crecimiento de su templo. De nuestro templo.

Hoy queda mucho por hacer. Para terminar de construir se está gestionando un método de colaboración a través del débito automático para que el que quiera pueda colaborar y así terminar, juntos, de construir lo que queda del templo.

Uno de los valores de Eidico es trascender, dejar un legado. Dejar un mundo, un país, una sociedad, una comunidad o unas familias y por ende, unas personas, en mejor situación que antes de nuestro paso. Y para eso es necesario generar vínculos de solidaridad entre una comunidad y otra.

Texto: Catalina Rothberg