Por Patricio Lanusse

Si queremos conservar y aumentar la capacidad de compra de nuestros ahorros, es necesario ponerlos a trabajar, “invertirlos”. Cuando en Eidico nos consultan sobre este tema, aconsejamos proyectos que tengan la posibilidad de reunir tres condiciones fundamentales: que los ahorros estén a buen resguardo; que produzcan renta; y que tengan la capacidad de revalorizarse. Consideramos que los emprendimientos con un fuerte componente inmobiliario son los que mejor cumplen estas condiciones.

Con esa idea y en ese sentido, desarrollamos proyectos de hoteles, apart-hotel, oficinas, shopping, que en esencia son inmuebles que se “alquilan” bajo distintas modalidades tendientes a optimizar la renta y que con el paso del tiempo se revalorizan.

Tratándose de “desarrollos al costo”, observamos que a la hora de reunir el capital necesario para llevar adelante la inversión, debemos poner especial cuidado para lograr que el emprendimiento cuente con el total de la financiación asegurada. En algunos de nuestros proyectos de inversión el suscriptor no se obligó por contrato a hacer mayores aportes para cubrir los mayores costos, ya sean por inflación o algún imprevisto. En la propuesta original se consideró que dicha necesidad se podía cubrir con nuevos inversores y/o crédito bancario. Con el transcurso del tiempo hemos comprobado que por diversas circunstancias esta “facilidad” otorgada al inversor, jugó en contra de la eficiencia del proyecto. A la hora de tener que cubrir dichos mayores costos en algunos casos no se contó en tiempo y forma con el capital necesario y se complicó el normal desarrollo del emprendimiento.

En el sistema Eidico, esta condición se ha dado naturalmente en los desarrollos de barrios pues cada suscriptor se compromete a completar con sus aportes lo necesario para pagar el total del costo del lote suscripto. A nadie se le pasa por la cabeza no completar de pagar su costo y que eventualmente parte del lote suscripto sea propiedad de otra persona que aportó dicha parte. Todos los emprendimientos de barrios se han concretado con el aporte de sus propios suscriptores.

A partir de estas experiencias, estamos pensando una nueva modalidad que busca asegurar el total de la financiación de cada proyecto y que, al mismo tiempo, introduce una clara referencia para orientar mejor al inversor. La idea es invertir en metros cuadrados. Los proyectos se diseñarán de tal forma que cada inversor se comprometa a suscribir una determinada cantidad de metros cuadrados. La totalidad de metros cuadrados que forman parte del emprendimiento deberán ser suscriptos por inversores como condición necesaria para que el proyecto se cierre. Cada inversor se compromete a cubrir el total del costo de los metros cuadrados que suscribe: el costo determinado en origen, más los mayores costos provenientes de inflación o imprevistos. El inversor conoce el costo del metro cuadrado del proyecto en su lanzamiento y luego, al contar con el Índice del Costo de la Construcción (CAC), dispone de una clara referencia para determinar el cumplimiento del objetivo propuesto. Posteriormente también le servirá de referencia para conocer la revalorización de su inversión: “me costó tanto y lo puedo vender en tanto”.