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Un rato de libertad fue lo que se vivió el martes pasado en el Penal de la Unidad N° 48 de San Martín. Un rato de libertad para los internos que conforman el equipo de rugby llamado Los Espartanos y, paradójicamente, para algunos empleados de Eidico. Decidieron salir de su zona de confort por un rato y se animaron a un encuentro que fue mucho más que un partido de rugby amistoso.

La idea nació en Eidico y de a poco se fue contagiando en los pasillos, hasta convocar a treinta, quizás algunos más. A lo largo de cuatro meses entrenaron durante el mediodía en el club que está situado frente a nuestras oficinas. Cabe aclarar que no se sumaron sólo aquellos que practican el deporte a diario. También entre ellos se encontraban algunos que pisan los cincuenta  y que no entrenan hace varios años, y otros de veintitantos que quizá nunca habían jugado al rugby. Pero el objetivo que persiguieron desde el primer momento no fue prepararse para entrar a la cancha y ganar. Más bien, se dispusieron a entrenar para vivir un encuentro diferente con personas que viven en una realidad muy distinta.

Entonces llegó el día de aquel esperado encuentro. El amarillo “espartano” y el azul “eidiquense” empezaron a mezclarse en la cancha en medio de saludos de bienvenida. A un costado comenzaron rondas de mate entre los espectadores -algunos internos y otros de Eidico-.

Un día diferente

Las charlas de aquel día se volvieron inolvidables. Desde palabras de agradecimiento, hasta la necesidad de ellos de compartir un poco de su historia. En poco tiempo dijeron muchas palabras, y varias quedaron resonando como eco. Perdón, libertad, gratitud, Dios, delincuencia, familia, justicia, arrepentimiento, y una vez más, libertad. No alcanzaban los vocablos para describir todo lo que sentían, lo agradecidos que estaban por la oportunidad de vivir un día diferente; un pedacito de esperanza. Mientras tanto, en la cancha, el partido continuaba. Se veían cuerpos agitados pero semblantes alegres.

Al final, y para coronar el encuentro, se formó una gran ronda y algunos compartieron unas palabras. Los “eidiquenses” hicimos entrega de los regalos que fueron pensados especialmente por cada uno de nosotros para ellos. Un libro que alimente su espíritu, una imagen de la Sagrada Familia, una camiseta de rugby, una matera con las iniciales de Los Espartanos, un rosario. 

Fue un martes diferente, desafiante, cargado de emoción. Un martes que quizás haya dejado huella en varios corazones. Quedan resonando las palabras de uno de los presos: “Gracias por venir; estos momentos para nosotros son la libertad misma”. Y desde Eidico, “Gracias al rugby por darnos tanto más de lo que podíamos imaginar”.

Texto y fotos: Lucila Jordán