El Partido de la Costa ha crecido mucho en los últimos diez años. Pasó de ser un lugar de vacaciones a ser visitado todo el año. La infraestructura, la mejora en servicios y el cambio en los hábitos de sus visitantes, las principales causas.

En la última década, el corredor que va desde Costa Esmeralda hasta Mar Azul fue sumando a su perfil de balneario el de residencia permanente o de fin de semana. La causa excede la nutrida oferta inmobiliaria de proyectos suburbanos que fueron desembarcando. Está relacionada a mejoras en la infraestructura de la zona, comunicación, servicios, y, por supuesto, cambios en los hábitos de los visitantes.

La Costa, todo el año

Los proyectos que se desarrollan sobre este tramo de la costa ya no son sólo edificios frente al mar con unidades destinadas al turismo para los meses de temporada alta. Se trata de mega emprendimientos suburbanos en medio de bosques y playas, con servicios todo el año. Restaurantes, proveedurías, business centers, infraestructura deportiva, y hasta colegios se desarrollan en la zona. Es decir, todo lo necesario para vivir y disfrutar los 365 días del año.

“Desde ya que los desarrolladores no hubiesen apostado a estos proyectos si las mejoras en las rutas y vías de acceso no hubiesen permitido bajar el tiempo de viaje desde Capital Federal de 5 a 4 horas. Y esto mejore quizás más cuando se inaugure la autovía de la Ruta 11”. Así lo explica Santiago Valledor, gerente de proyectos en Eidico, desarrolladora de Costa Esmeralda, uno de los proyectos que mejor refleja esta nueva tendencia. “Tampoco hubiesen pensado en este tipo de emprendimientos si los avances en la infraestructura de todo el corredor (cloacas, agua corriente, gas natural, etc.) no se hubieran concretado. Y finalmente, si los hábitos del público no hubieran incorporado el resto de los meses del año como opción para hacerse escapadas para descansar o trabajar de forma remota, pero en un ambiente tranquilo y natural”. 

El caso Costa Esmeralda

“Costa Esmeralda fue concebido como proyecto para el mercado de segunda vivienda, principalmente para los meses vacacionales y fines de semana largos. Sin embargo, en el último tiempo ha crecido mucho el residente permanente y el visitante de fin de semana corto, que sale el viernes al mediodía y regresa el domingo a la tarde”, asegura Valledor. 

 

Y agrega que eso los obligó a extender los servicios durante todo el año. “Hoy el barrio cuenta con su cancha de golf habilitada todo el año. Lo mismo sucede con el sector ecuestre, las 12 canchas de tenis, paddle y gimnasio, y la proveeduría. El parador Punta Norte, donde se puede almorzar o tomar algo en la playa, abre todos los fines de semana. Y el Club House de Golf, con una propuesta de alta gastronomía, está abierto de martes a domingos, todo el año”, ejemplifica. 

Valledor explica que todos estos cambios fueron necesarios para adaptarse a una demanda con nuevos hábitos de consumo, que prefiere hacerse escapadas los fines de semana y que también viaja en invierno. Hoy en Costa Esmeralda viven 80 familias de forma permanente. Pero los fines de semana esa cifra aumenta a 240; y en fines de semana largos, a 400.

La tecnología, gran aliada

Ignacio O’Keefe, de Inmobiliaria O’Keefe, coincide con Valledor y agrega que “el avance en la industria de la tecnología de la información y las comunicaciones también es clave en este tipo de cambios, ya que influye en la forma de relacionarnos con el trabajo. Hoy, muchos de los propietarios con casas en Pinamar o en Cariló viajan el jueves por la tarde y trabajan el viernes de forma remota, convirtiendo un fin de semana corto en largo y disfrutando de un entorno natural y tranquilo”.

“Relajarse en la naturaleza’, ésa creo que es la clave del éxito de Costa Esmeralda y de otros proyectos similares en la Costa”, describe Valledor. “La gente se saturó de la rutina y busca escaparse a un lugar donde pueda seguir conectado, pero de forma más relajada. Desde ya, que para que esto suceda es esencial una buena conectividad y un espacio de business center, todos servicios que ofrece Costa Esmeralda”. 

“La Costa ya no es sinónimo de vida de playa. Es mucho más que eso. Escaparse un fin de semana en otoño a un barrio con múltiples amenities, servicios y actividades deportivas y culturales puede ser una experiencia renovadora y una manera de recargar energías durante el año”, concluye O’Keefe.

También pueden interesarte

¿Cuál es el aporte de los desarrolladores inmobiliarios?

Cómo serán las casas del futuro

¿Qué características tienen los edificios verdes?