Por Florencia Uberti

Una mañana fría que parecía invierno, pero no. Los árboles y el paisaje nos marcaban que estábamos en pleno otoño: naranja, verde, rojo y amarillo eran los colores que se veían en cada rincón de Pilar del Este.

Después de buscar a algunas del equipo y con la familia ya cargada en el auto, llegamos al lugar del evento: la inauguración de Casas del Este. Desembarcamos y nos saludamos, a pesar del frío, todos con  una sonrisa en la cara. Mate va, mate viene; charla va, charla viene. Las cámaras de fotos empezaron a tomar las primeras placas para registrar cada momento. Los chicos no entendían mucho y por supuesto el frío no los paró: enseguida se sacaron los zapatos y subieron al barco inflable, felices, para saltar, correr y jugar.

Todo estaba listo cuando empezaron a llegar los primeros propietarios. La cara de felicidad los delataba: eran vecinos de las Eidico Casas de Pilar del Este. , Se los veía orgullosos de lo que está pasando. Poco a poco iban bajando de los autos los invitados: algunos en pareja, otros con sus padres, otros en familia con hijos y algunos más solos.

Cerca de las 11.30 hs., Mariano Maddalena, jefe del proyecto, dio comienzo al acto contando los avances del barrio y cómo se gestó el proyecto. Le _DSC0181siguió Nicolás Degano, director de Eidico Casas, quien, una vez más, nos hizo llenar los ojos de lágrimas… Nos contó experiencias que él tuvo con propietarios, cómo lo vivió con cada uno y lo lindo que se siente trabajar para ayudar a cumplir el sueño de otros. Algunas de las historias que contó ya las habíamos escuchado de oído, pero fueron tan fuertes que lograron emocionarnos una vez más.

Después de tan sinceras palabras, Nicolás le dio el micrófono al sacerdote Carlos Bertoni de la Parroquia Nuestra Señora de Luján y San José Obrero de Zelaya para bendecir el nuevo barrio y a sus vecinos. Carlos dijo frases tan ciertas como lindas, invitando a todos los propietarios a sumarse a la parroquia y les aseguró que su comunidad está disponible y abierta para todos.

De un momento a otro, llegó el acto simbólico: el corte de cinta. Una matrimonio propietario junto a su hijo fueron los elegidos para cortar la banda blanca y celeste frente al escenario. La sonrisa no entraba en sus caras, se notaba que estaban disfrutando lo que estaban viviendo.

El evento terminó, pero la gente se quedó. Un brunch nos esperaba para palear el frío. Una vez más y como siempre nos pasa en la Argentina, la comida fue la excusa perfecta para encontrarnos y conocernos. Grupitos de personas hablando, algunos propietarios que se conocían de antes, y otros que aprovecharon la oportunidad para conocerse ¡y hasta intercambiar consejos de jardinería!

DPP_0092Mientras algunos comían y charlaban, otros nos fuimos a visitar el barrio. Por ahora, una calle con 18 casas  conforman Casas del Este. Nos encontramos con familias, parejas, chicos y amigos mirando lote por lote, casa por casa. Creo que muchas sensaciones se reflejaban en sus rostros, pero  fueron tres las que sobresalieron: asombro, ansiedad y felicidad.

En el andar, nos encontramos con una pareja que irradiaba alegría. Entonces les preguntamos si eran propietarios. Nos confirmaron que habían sido adjudicados y que para fin de año se iban a mudar a SU casa. Ellos trabajan en Capital Federal y alquilan un departamento en Mataderos, pero quieren vida al aire libre y mucho contacto con el verde, asique jugaron “el todo por el todo” y se metieron en éste proyecto. Son conscientes que va a ser un gran cambio de vida, pero también están convencidos que es lo mejor que les podría pasar.

Poco a poco los vecinos se fueron y, nuevamente, quedamos sólo los empleados. Pocos eventos generan una sensación tan gratificante como ésta. Es volver a casa con las energías recargadas y el espíritu contento. Es compartir en familia el trabajo, es conocer un poco más a los compañeros que no frecuentamos en la empresa, es vivir con amigos un encuentro diferente al de todos los días en la oficina, es vivir desde otro lado los proyectos que nacen puertas adentro después de nueve horas diarias de trabajo.

Gracias a los propietarios y vecinos de Casas del Este por prestarnos, por una mañana, la alegría de SU gente en SU barrio.